Ya sé que el título es un poco extraño, pero en esencia es la mejor manera de definir aquella parte nuestra que no queremos reconocer porque nos avergüenza, nos duele o incluso nos da rabia admitir. Estoy hablando de la sombra…, es más…, me refiero al lado más oscuro de nuestra sombra, la que está simbolizada por Plutón y sus apegos. Me fascina Plutón. Seguramente tenga que ver algo mi ascendente en Escorpio (signo regido por este planeta). No es casualidad que he acuñado un vocablo en su honor, a saber, “emplutonado”: Dícese de aquel estado como autista, psíquico, introspectivo, cuasi catatónico, que sobreviene como resultado de una profunda introspección o de una inmersión en el estudio de cualquier cosa. Una inmersión que te arrastra, y en cierta manera, te enajena de todo lo demás. Eso es Plutón, bueno, sólo una parte. Plutón, y la Energía de Escorpio, nos habla de lo más bajo a lo que podemos llegar, nos dice cuáles son los máximos apegos del Ego. Aquello que no queremos soltar y que defendemos con una rabia animal o que repetimos por miedo a la aniquilación. Pero Plutón también nos dice cuáles son los anhelos del alma. Nos debatimos entre uno y otro, y experimentamos la tensión entre nuestro Ego y el Ser a diario en la forma de rabia, o como una sensación que quema en la barriga o sube hasta la cabeza, o como un miedo, como si alguien te fuera a matar o algo terrible fuera a suceder... Y mayor es el contraste cuanto más inmaduro sea el Ego, es decir, cuanto más creemos que nuestros deseos o nuestro bienestar depende de otros.
Resistirse al anhelo del alma es duro, especialmente si el apego es grande y, al mismo tiempo, si las “prácticas espirituales”, o la intención de evolucionar, es igualmente importante. Cuanta mayor sea la diferencia, el contraste entre el apego y el anhelo, mayor la energía que en tu cuerpo se queda atascada, y más fuerte la emoción plutoniana (rabia-miedo). Esto es muy incómodo…, pero si aún no se ha aprendido a interiorizar la culpa…, ésta se proyecte fuera y la resistencia se expresa como la necesidad de sentirse poderoso... Porque con el apego plutoniano activo, la vida se ve como una competencia en la que gana el más fuerte. Imagina el líder de una secta. Puede que haya empezado con las mejores intenciones, pero si el contraste entre el deseo de evolucionar y los apegos es grande, termina desarrollando un Ego enorme y abusando de su poder frente a sus seguidores. La energía estancada de Plutón puede hacernos sentir muy poderosos. La rabia esconde el miedo, da fuerza y te hace insensible a tu vulnerabilidad. Es muy fácil entrar en una espiral plutoniana de vibración baja, en la que sufres o haces sufrir, y en la que puedes jugar el papel de víctima o de verdugo, indistintamente. Esto es el “hijoputa interior”. Tus motivaciones más bajas y egoístas, porque Plutón en su peor versión sólo mira por sí mismo, es inmaduro, no le importan los demás, se siente desconectado de todo, y se pasa el día echando culpas, ya sean hacia afuera como hacia sí mismo. Plutón es cuando criticamos a los demás, cuando nos quejamos del gobierno, cuando gritamos a nuestros hijos, cuando despreciamos a nuestra pareja, o directamente odiamos a nuestro jefe; o es cuando te odias, te desprecias, crees que has hecho el ridículo, crees que no vales; o cuando eres a adicto a algo, ya sean sustancias tóxicas, sexo, medicamentos…. Plutón es esa parte nuestra que no quiere cambiar. Y aquí no se libra nadie, ni siquiera la Madre Teresa (Plutón en Géminis y casa 7) o Gandhi (Plutón en Tauro y casa 7). Plutón nos muestra cómo el Ego se cocina hasta madurar. No importa lo bien intencionados que seamos, ni siquiera la ética que tengamos, cuando se activa el Plutón regresivo, nos convertimos en animales egoístas. La castración moral religiosa y social (Saturno-Capricornio) nos sirve para atender este lado oscuro nuestro. Pero, de la misma manera que encerrar a un asesino en la cárcel no hace por eliminar esta lacra en la sociedad, la intención puritana o purista de sólo enfocarnos en lo más elevado o espiritual es tan eficaz como ponerle una tirita al Titanic para que no se hunda. Tal es la fuerza de Plutón. Para poder atender el anhelo del alma, primero hemos de ser conscientes del hijoputa interior -que quiere decir, convertirnos en observadores de nosotros mismos y aprender a no ceder inmediatamente a los apegos plutonianos…; si cedes o si te sientes culpable, jamás podrás tener la distancia suficiente como para observarlo. Reconócete en tu peor versión. Si te cuesta, observa a quien criticas: es tu espejo, sólo refleja tu peor parte. Cuando te veas, no te rechaces. Acéptate. Todos tenemos nuestro lado oscuro, y surge con más fuerza cuanto más queremos negarlo. Abraza a tu hijoputa interior: al manipulador, al chantajista, al cruel, al egoísta, al prepotente, al salvador (¿quién te has creído que eres?), al dependiente, al víctima,… Observa cómo y cuándo aparece. Sólo esta consciencia y la comprensión del talento que alberga te pueden ayudar realmente a comprender quién eres, qué quiere tu alma, y a elegir cuándo se ponen en marcha los talentos. Si uno es ético, consciente y está empoderado (alineado con el Ser), sabrá cuando es bueno manipular, ayudar, depender, ponerse al servicio de… Ser espiritual no es una carrera de velocidad. Si intentas correr la maratón en menos de dos horas, terminarás convirtiendo la vida en una carrera de obstáculos extreme, con fosas, barro, paredes y cuerdas flojas en altura. Personalmente, prefiero hablar de desarrollo personal como una apertura a conocer, a través de la observación, … a ti mismo y al mundo. No hay que “hacer” nada para ser mejor persona o convertirte en un ser más elevado. Sólo observa tu sombra. Si intentas “conectar con la luz” aceleradamente, se pondrán en evidencia tus apegos para que conozcas a tu hijoputa interior. ¿Estás dispuesto a trabajarlo? Tus apegos plutonianos De manera resumida, aquí os dejo los apegos plutonianos por signo, que es generacional, ya que tarda entre 12 y 32 años en recorrer cada uno. En este artículo podéis leer un poco más sobre las generaciones plutonianas. Y también Plutón por casas, en caso de que tengas nociones de tu carta astral…, y si no, siéntelo. El apego plutoniano se sublima (ir más allá, desarrollar una frecuencia más elevada) cuando se desarrolla el punto de polaridad, es decir, las características del signo opuesto.
Plutón por casas astrológicas: Las casas corresponden a cada uno de los signos del zodíaco: Aries = casa I, Tauro = casa II, etc. Por eso indico el signo en el que se sublima, que es el que corresponde al punto de polaridad, es decir, a la casa opuesta.
Vivimos tiempos fascinantes. El cambio y la transformación son una constante, como vemos con las generaciones de Plutón. A veces esas transformaciones son más suaves y otras más bruscas. Esto depende de nuestro nivel de consciencia y de nuestro grado de apego, tanto a nivel colectivo como individual. Que, ¿qué podemos hacer cada uno de nosotros? En mi opinión, más que enfocarse en ser más “espiritual”, hazte consciente de tus apegos, de lo que te convierte en un egoísta, de aquello que saca tu lado oscuro. Abraza a tu hijoputa interior: no lo niegues, reconócelo. Solo así podrás ir más allá y sublimar tus apegos plutonianos, y encaminarte hacia el anhelo de tu alma sin provocar demasiada tensión. Guiomar Ramírez-Montesinos Psicóloga, astróloga y terapeuta psíquico
1 Comentario
Marta C.
10/5/2017 03:51:25
Estupendo artículo! Gracias, he comprendido mejor algo que me dijeron al hacer mi carta astral....😊💐
Responder
Tu comentario se publicará después de su aprobación.
Deja una respuesta. |
Mis librosCualquier reproducción parcial o completa de este artículo ha de incluir autoría
La AutoraCategorías
Todo
|