Todo lo que te sucede tiene un sentido, aunque en el momento en el que sufres una crisis no lo puedas ver. Si aprendemos a transitar estos momentos, reconociendo la dinámica del cambio, podemos aprovechar las crisis para alinearnos más con nuestra verdad y para dar un salto de consciencia. En este artículo quiero darte las claves para afrontar estos momentos, ya sea para ti mismo, o para ayudar a otros. 1. La intención Todo empieza con una intención, ya sea consciente o inconsciente. Sin quererlo y a diario, repetimos intenciones, y luego nos sorprendemos cuando se nos “cumplen” nuestras profecías… Por eso es mejor decretar una intención de cambio de manera consciente, y nunca olvidarse de pedir al Universo “que sea lo más fácil y suave posible”. Tengo una cliente que intencionó empoderarse y desarrollar su meta profesional, pero se olvidó de la coletilla para que el proceso fuera fácil y suave. Al día siguiente fue a ver un espacio en alquiler donde poder desarrollar su proyecto, que reunía todas las cualidades que ella necesitaba. Ella había calculado los números y sabía que podía ir adelante con el contrato. Cuando consulta con su pareja para la firma, éste estalla en cólera, le hace dudar y le tira por tierra la oportunidad. 2. La crisis La crisis es una reacción que combina ansiedad y tristeza, rabia y culpa, que sucede al abrirse de nuevo una herida emocional vieja y recurrente cuando se anhela lo contrario. Si se gestiona bien, puede ser el paso previo a un cambio y un salto de nivel consciente. La crisis es el resultado del contraste entre lo que anhela el Ser y las identificaciones egoicas que tiran en dirección contraria, y su intensidad depende de la distancia entre ambos. En concreto, en el caso de esta cliente, la intención que lanzó estaba muy en consonancia con el anhelo de su Ser: impulsar su propio proyecto. Sin embargo, ella no estaba del todo alineada con la línea temporal de ese propósito, ya que aún creía que necesitaba del apoyo de su pareja. Ante la respuesta negativa de él, ella entra en crisis, porque interpreta que él no desea su éxito, y estalla en rabia, llanto y sentimientos de culpa, al darse cuenta de que las recriminaciones son las mismas con las que se ha encontrado toda su vida cada vez que quería empoderarse, y los mismos reproches que su padre usaba cuando ella era joven. Críticas que le llevan a sentirse inferior y dudar de sí misma. 3. Sacando la rabia y el odio A pesar de que la rabia y el odio son sentimientos mal vistos en nuestra sociedad, bien gestionados son tremendamente útiles, y nos ayudan a sostener la energía necesaria para poder materializar. El primer paso es sacar toda la energía que genera la crisis hacia afuera. Si sentimos culpa o responsabilidad, la energía se queda dentro y nos sentimos peor. Por eso lo más sano es focalizarla hacia afuera, a través de la rabia y el odio. En este sentido, lo que hago es ordenar a la persona en crisis que saque el odio, que exprese todo lo que le parece mal o rechaza de la persona que cree la ha agraviado, que insulte. No se trata de decírselo a esa persona (aunque si eso pasa, luego es necesario responsabilizarse de las consecuencias), sino de escribirlo o de encontrar a un confidente neutro que le escuche. La clave es sacar fuera la energía de crisis. Mi clienta empezó a poner en palabras todas las veces que su pareja le había tirado por tierra sus iniciativas, y se dio cuenta de cómo la negatividad de él le había hecho siempre tener miedo a empoderarse. La expresión verbal del odio se puede acompañar de un acto físico , como romper algo, tirar piedras a una madera, o darle puñetazos a una bolsa de boxeo, o hacer un poco de deporte. Una vez más, insisto, se trata de sacar hacia afuera la energía que se ha movido con la crisis, y no de hacer daño ni de romper nada de valor, aunque si se llega a hacer esto, luego hay que ser consecuente. Si eres un terapeuta o acompañante de alguien en crisis, no entres en juicios sobre lo que se expresa. Limítate a animar calificativos negativos, y no dejar que la persona en crisis tenga pensamientos de culpa o reproche hacia sí misma. Es importante que toda la rabia y culpa se echen fuera. 4. Cambio de escena En este momento es interesante salir o cambiar de lugar, para hacer el siguiente ejercicio en un espacio diferente a aquel en el que se tuvo la crisis emocional. El movimiento también ayuda a despejar y mover las energías viejas y de crisis, y un lugar diferente hará más fácil ser más neutro para apartar al mensajero, y para poder hacer la lista de lo que no se quiere y lo que sí. 5. Mensajero fuera Aunque al principio es bueno focalizar toda la rabia y el odio sobre una persona para sacar la energía emocional, en este punto lo que toca es dejar de lado el mensajero. Y es que, aunque nos duela que alguien a quien queremos nos trate mal, la realidad es que ese maltrato es sólo un reflejo de nuestra propia energía, es parte del programa de creencias que cada uno lleva encima. La prueba es que la actitud, frialdad e incluso las palabras usadas en contra nuestra y de nuestros intereses por parte de la persona que nos ha ofendido son las mismas que hemos vivido una y otra vez a lo largo de nuestra vida. Cuando la pareja de mi clienta le grita y le menosprecia, ella en realidad está reviviendo la relación con su padre. Es su propia energía, son sus programas inconscientes los que aparecen y se hacen tremendamente obvios. Es la relación con un aspecto fragmentado de su Ego que no apoya los intereses de su Ser lo que hasta ahora le había frenado, y lo que en este enfrentamiento se presenta para que ella suelte esa identificación egoica con su propio sentimiento de inferioridad. Clave: No caer en la tentación de sentirse víctima del maltrato es la clave para aprovechar este momento de crisis, y soltar definitivamente las identificaciones egoicas que nos impiden alinearnos con nuestro propósito. Por ejemplo, decir que el que te ha agraviado es un “hijodeputa” es sano, pensar que, “como me ha podido hacer esto a mí” o “tiene que ver que me ha hecho daño”, lo único que logra es bloquear la energía movilizada en la crisis. 6. Definir lo que no se quiere Una vez expresada la parte más intensa de la crisis emocional, se trata de sostener lo que queda de rabia y aprovechar el odio para definir qué es lo que ya no se quiere experimentar más en la vida. Por ejemplo, en este caso, sentimientos de inferioridad, sospechas paranoicas que impiden la acción, amenazas, culpa, la duda, etc. Aconsejo escribir esto en una hoja para verlo con claridad y como algo externo y objetivable. 7. Definir lo que sí se quiere Ahora toca hacer una lista de lo que sí se quiere. En este caso, empoderarse, abundancia, desarrollar su proyecto, tener ilusión, etc. 8. Decretar la intención “Universo, por favor ayúdame a soltar definitivamente lo que no quiero ya en mi vida, y a alinearme con lo que sí quiero; y por favor, que sea lo más fácil y suave posible” (para más información, ver Creando con la Intención). 9. Sostener las consecuencias • Descarga: El movimiento emocional continuará unas horas después de la crisis. En primer lugar, lo ideal es que la emoción de la persona baje poco a poco hasta sentir agotamiento. Es bueno estar en compañía, en un encuentro social ligero y alegre, para ir progresivamente aligerando la carga emocional y energética de la crisis. • Pérdida: Luego puede haber un sentido de pérdida o duelo por el vínculo que cargaba con esa proyección de relación egoica. Por ejemplo, en el caso de una relación de pareja, al romper la identificación egoica, o lo que es lo mismo, al soltar una forma que uno tiene de relacionarse con los demás, por ejemplo, siendo la débil y tu pareja la fuerte, se crea una sensación de vacío. Es necesario que se produzca una especie de duelo, porque se pone fin a una manera de relacionarse en base a patrones egoicos. • Rabia: Si aparece otra vez la rabia, poner el foco en sostenerla y reinterpretarla como una energía disponible para poder materializar la intención que se ha proyectado. También se puede usar para volver a definir qué no quieres más en tu vida y qué sí. Más abajo hay un vídeo, y al final del mismo propongo un ejercicio para encauzar la energía en dirección a tus metas y objetivos. 10. Las pruebas del Techado del Ego Siempre que lanzamos una intención aparecen circunstancias, pruebas, retos por parte de otras personas que nos pueden hacer dudar en nuestra intención. Esto no es un paso hacia atrás. Si somos conscientes de esta dinámica, dejamos pasar la prueba del Ego sin alimentarla con nuestra energía, y rápidamente pasa. Guiomar Ramírez-Montesinos Psicóloga, astróloga y terapeuta psíquico
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