En esta ocasión hablo de la inmovilización, que es el estado más disociado y más bajo de energía. En este estado nos sentimos en el abandono y, si se cronifica, caer en la depresión, o padecer todo tipo de problemas de salud, en especial digestivos, así como fibromialgia, autoinmunes, fatiga crónica... Este estado es una respuesta al trauma. Por qué caíste en este estado Cuando llevamos tiempo sosteniendo una situación de estrés y agotamiento, es decir, una situación en la que intentamos pedirle peras al olmo, en la que las respuestas que damos no obtienen los resultados que deseamos: cuando cuidas a una persona que no se recupera, cuando intentas mantener un trabajo que no funciona, cuando insistes en quedarte en una relación y no logras sentir conexión, cuando te entregas a otros y no te cuidas (y no te cuidan), cuando esperas un resultado que nunca llega... Síntomas del estado de inmovilización
Qué te hizo vulnerable a este estado Éste es un estado del Sistema Nervioso Parasimpático y Nervio Vago Dorsal, es decir, es un estado de incoherencia = Ego. Desde el Ego no estamos conectados con nosotros mismos (estamos disociados) y la principal motivación es el miedo a estar separado de los demás, al abandono. Por eso buscamos fuera amor, cuidados y aprobación, desde un estado interno de carencia. Desde este desempoderamiento, creemos que obtener lo que necesitamos depende de otros, y esperamos recibir de los demás aquello que mamá nunca nos dio... Consecuencias de este estado
Para salir de este estado - Cuida tus necesidades fisiológicas:
- Más consejos:
Para apoyarte: nutrientes
Para apoyarte: buenos hábitos
Un consejo importante No es tan fácil ni rápido salir de este estado si se ha cronificado. Por eso es importante tener paciencia y ser muy amable contigo, y entrar en movimiento poco a poco. Cuando te movilizas, es normal que se muevan emociones reprimidas en la inmovilización. Sentirlas o sentir activación de golpe puede abrumarte y hacerte caer de nuevo en la inmovilización. La recuperación ha de ser lenta. La conexión física y presencial con otras personas es fundamental: el tacto, las miradas, la voz, las sonrisas ayudan a regular el sistema nervioso. Pero conversar requiere atención y mente, y no es recomendable. Guiomar Ramírez-Montesinos Psicoastrocoach
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