“Ojos que no ven, corazón que no siente”, dice el refrán. A pesar de que en general el mundo está mucho más civilizado que hace 100 años –aunque muchos no lo crean-, y a pesar de que empatizamos mucho más con nuestros hermanos de lo que lo hacíamos hace 50, aún hay conflictos y tragedias en muchas partes del mundo con las que no conectamos, casi como si no estuvieran. Algunos países de África, Siria, Palestina, Afganistán, México, son sólo algunos de los lugares de nuestro planeta donde la vida no es tan fácil. Sí, en cierta manera sabemos que allí hay conflictos, pero nos pillan tan lejos, llevan tantos años, nos son tan ajenos y nos sentimos tan impotentes ante ellos, que mejor mantenerlos alejados de nuestra conciencia. Las complejidades políticas, que hacen que las cosas no sean ni blancas ni negras, nos saturan, y preferimos correr un tupido velo y sólo ver aquello que nos hace permanecer en la ilusión de que tenemos algún control sobre nuestra vida. Las bombas ajenas las sentimos como un leve estallido de luz, como el de una estrella que se extingue en medio del firmamento, en una noche de invierno. Es una tragedia lo de París, pero no es la única en el mundo por la que mueren personas. Pero París es el símbolo del amor, de la cultura, de nuestra civilización…., y esto nos choca. Me gustaría ofrecer otra lectura de lo sucedido, mirar la tragedia desde otro punto de vista, la del desarrollo de la conciencia individual y colectiva. Y para esto, lo primero que me gustaría destacar es que no hay culpables, porque si seguimos creyendo que sí, continuaremos viviendo la separación y la mentira. Segundo, me gustaría destacar que esta tragedia lo es para nuestra cultura occidental, pero si nos ponemos en lugar de un afgano, o de una mujer pobre en Calcuta, o la de alguien que sufre la violencia callejera por el narcotráfico en algunas ciudades de México, sólo sería algo lejano, como una estrella que se extingue en medio del firmamento, una noche de invierno. Todas las personas, animales, plantas y cosas de este planeta estamos interconectadas de una manera que nuestra conciencia no puede aún comprender en su totalidad. Esta afirmación a más de uno ya le resuena como cierto, pero realmente vivirlo, sentirlo, tenerlo integrado es otra historia…, pero bueno, eso es parte del viaje de nuestro desarrollo personal. Por el momento, en este cambio de Era que estamos viviendo, dejando atrás la jerárquica de la organización patriarcal cuyos cimientos se están desmoronando frente a nuestros ojos, el primer paso es integrar todos los aspectos de nuestra personalidad para alinearnos con nuestro Ser. En mi primer post, “Vivir desde el Ser en un Mundo en Red”, cuento mi teoría sobre los cambios que estamos viviendo en el planeta, y que nos dirigimos hacia un paradigma totalmente diferente, de vivir desde el miedo a vivir desde el amor. Como iba diciendo, hemos de integrar todos los trocitos de nuestro Ser que hemos desperdigado por el mundo. Proyectamos fuera de nosotros todos aquellos aspectos más oscuros, ya que nos es difícil asumir que hacemos las cosas “mal” por miedo a la separación, a ser abandonado, rechazado o perder el control. Cuando reconocemos que eso que vemos fuera es en realidad algo nuestro, podemos empezar a conocernos mejor. Vemos cómo somos así, cuándo no somos así y deberíamos serlo, cuando dejamos que otros sean así con nosotros… Y si seguimos analizando, podemos descubrir maravillosos talentos ocultos (estoy escribiendo un libro en el que explicaré en detalle esto y más cosas…). En realidad, el otro no existe, ni tampoco existe nada de lo que creemos que es real. El Ego no existe, el mundo físico no existe, las demás personas no existen, y tú tampoco. Todo no es más que una ilusión de nuestra conciencia, pensada para poder experimentar cosas y luego poder crear. Pero, para poder aprender, debemos sentir e integrar las experiencias en este plano a través de nuestro cuerpo. Esto es una de tantas paradojas de las que está compuesta la ilusión de la realidad…. Así pues, desde este punto de vista, los atentados de París, o mejor dicho, lo que percibimos, sentimos, experimentamos a raíz de ese suceso, no son más que una parte de nosotros que se muestra afuera. Para poder integrar quién eres, es necesario despejar tus miedos y atender tus sombras, ya que ellas esconden tus mayores tesoros. Una discusión con alguien revela una parte de ti que aún desconoces y que has de integrar para alinearte con tu Ser. De la misma manera, nuestra vivencia, nuestra experiencia personal con respecto a la tragedia de París, es sólo una parte de uno que se muestra en el escenario de la vida. Así pues, la pregunta es, para ti, ¿que ha supuesto esa noticia, cómo la has sentido, qué te ha movido….? ¿Te indigna el terrorismo? ¿Echas la culpa a una religión? ¿Te da miedo la muerte? ¿Te sientes inseguro? ¿Te sientes triste por los fallecidos? ¿Te sientes apenado por los que han perdido a alguien? Contéstate, observa qué estás proyectando: rabia hacia la violencia, odio hacia los que profesan otra forma de ver la vida, miedo porque la vida te la pueden quitar en cualquier momento, tristeza por perder a alguien, pena por la separación…??? Entonces analiza, ¿de qué manera eres violento? ¿Cómo manifiestas tu energía sin control? ¿Eres tú intolerante? ¿No crees en el fluir de la vida? ¿A quién quieres poseer? ¿De quién te quieres separar? Y te invito a ir un paso más allá… Esa relación con lo externo, con el mundo y los demás, refleja la relación de ti contigo mismo. Así que pregúntate, ¿de qué manera te profanas a ti mismo, o no te tratas con amor?, ¿Cuándo despilfarras tu energía vital?, ¿Qué parte de ti no toleras?, ¿Qué parte de ti te da vergüenza?, ¿Separas tu mente de tus emociones?, ¿Has perdido la ilusión por la vida?, ¿Cuándo has dejado de perseguir tus sueños?, ¿Cuáles son tus sueños.., te has olvidado de ellos?, ¿Crees que alguien te puede dar la felicidad que tú no sientes?, ¿A quién mantienes como un rehén con el pretexto de amarle?, ¿Qué parte de ti has separado, has apartado, has dejado extinguir como una estrella en el firmamento de invierno…? Observa, siente integrar, comprender, perdona y conecta con tu Ser. La tragedia de París nos trae el mensaje de que sólo con el amor, primero hacia nosotros mismos, y luego expandido al resto del mundo, podemos empezar a Vivir desde el Ser en un Mundo en Red. Guiomar Ramírez-Montesinos Krogulska Psicóloga y astróloga Me encanta la ilustración de los diseñadores de kukuxumusu, creo que han sabido plasmar que lo más importante es comprender, perdonar y amar.
2 Comentarios
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6/5/2020 21:34:24
QUE BONITO
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