Vivimos tiempos emocionantes. Nunca la Humanidad ha cambiado tanto en tan poco tiempo, ni jamás se ha visto a tantos seres humanos despertando a su potencial. La entrada de Urano en Tauro inicia un período de 7 años en los que hemos de materializar o traer al cuerpo esta nueva identidad que se ha ido labrando desde finales del 2011, cuando Urano entró en Aries. Se trata de un proceso largo para el cual hemos de llenar el vacío interior desde el cual nos hemos relacionado hasta ahora. Conectando con nuestra individualidad y liberando memorias Llevamos un tiempo preparándonos para esta nueva identidad. De hecho, cuando Urano entró en Aries, en el 2011, iniciamos un nuevo ciclo y empezamos a conectar con la información de esa nueva identidad. En mayo 2017 el eje nodal se situó en Leo-Acuario, invitándonos a definir qué nos hace realmente singular, qué es aquello que nos hace únicos y qué queremos ofrecer al mundo. Paralelamente, a lo largo de los diferentes tránsitos y eclipses, hemos realizado mucho trabajo de liberación de Memorias Celulares, fuéramos o no conscientes del proceso. Esta labor de liberación es necesaria, ya que siempre que la mente se abre a nueva información, luego el cuerpo ha de aumentar su vibración para sostener la expansión de la mente. Cualquier información nueva posee una vibración mayor que la información vieja, que siempre es más densa y está más cristalizada. Como es materia, al cuerpo le cuesta más acoger y sostener información nueva, y el proceso de deshacerse de la vieja es más lento y pesado. Es por esto que, siempre que tenemos una revelación, o que vamos a un retiro y sentimos esa paz y expansión, luego viene un momento de bajón, de densidad. O a un nivel más prosaico, te vas de vacaciones y te sientes libre, te lo pasas genial, te das cuenta de que la vida es mucho más sencilla de lo que parece y se te ocurren muchas ideas para mejorar tu vida. Pero luego vuelves a casa y la rutina y …, ¡zasca! Es como si te viniesen todos los problemas de golpe, y si no comprendemos la dinámica, caemos de nuevo en la vieja rutina y hábitos. Y esto es así, no por castigo divino, sino como dinámica natural. Los problemas o Retos del Techo Ego surgen para que puedas ver todo aquello que ya no se alinea con tus propósitos, y así intencionar soltar esos patrones, que son los que no te permiten resonar con tus intenciones. Pero como hasta ahora hemos estado leyendo la vida al revés, hemos creído que la aparición de emociones y patrones negativos eran un castigo divino por habernos relajado o disfrutado demasiado. Así es como se ha desarrollado todo un sistema de creencias judeocristiano en base al sentimiento de culpa por atrevernos a disfrutar, ser felices y seguir nuestros sueños. Como si eso estuviese solo permitido para los dioses… ¡Pero es que somos dioses! El disfrute es expansión, es activación de la kundalini, es apertura de consciencia…, y es nuestro destino. Es hora de soltar la culpa, que es la que nos impide liberar las Memorias Celulares, integrar la información que en ellas queda, y sostener la expansión de todo nuestro Ser. Desconectados de mamá Casi todos nos relacionamos con los demás desde un vacío. Es porque cuando éramos bebés, mamá no estaba totalmente conectada con ella misma, no estaba alineada con su Ser y, por tanto, tampoco podía estar plenamente conectada con el bebé. No es que fuera necesariamente mala madre, sino que ella tenía sus temas, sus preocupaciones, su historia y su propio bagaje transgeneracional. Esto le impedía sentir profundamente al bebé y sus necesidades y ritmos. Al contrario, el bebé tuvo que aprender a “leer” a mamá, a acoplarse a ella y sus necesidades, por instinto de supervivencia. Cuando un bebé nace, es importante dar la bienvenida a su alma, y ayudarla a acoplarse al cuerpo, con mimo, atención y cuidado. Esto se puede hacer cantándole una canción -que será su canción-, desde que está en la barriguita de mamá, y una vez que nace, acariciándole, llamándole por su nombre, reconociéndole como un Ser individual que es, con atención plena y amor. Su canción le servirá como recordatorio para volver al cuerpo cuando se pone nervioso o estresado. Pero como esto no es lo que nos pasó a la mayoría de nosotros, aprendimos desde muy chiquitos a salir con nuestra mente y buscar al otro para que cubra nuestras necesidades. En lugar de sentir una confianza plena en que todas nuestras necesidades serán satisfechas si estamos alineados con nuestro centro. Evidentemente, en el patriarcado esto no tenía sentido, ya que no se podía concebir que la Vida fuera tan generosa. Sin embargo, ahora empezamos a comprender que somos creadores de toda nuestra realidad, ¡siempre!, y que, si estamos alineados con nuestro Ser, esta realidad siempre servirá el propósito de nuestra alma, y nuestro Ego (maduro) estará al servicio de éste. Relacionándonos desde el vacío Así es cómo nos relacionamos, no desde el Ser, sino desde nuestro propio vacío interior, saliendo con la mente para leer los pensamientos y conductas del otro, con el fin de conseguir que él (padres, amigos, jefes, parejas, hijos…) se de cuenta y satisfaga nuestras necesidades emocionales más básicas. En cuanto nos sentimos mal, nos disociamos del cuerpo y buscamos que otro u otras cosas (dinero, comida, bienes, trabajo, televisión, redes sociales, ocio, drogas, tabaco…) nos calme, nos sacie nos alivie las emociones extrañas o desagradables. Y al hacer esto, nos desempoderamos y, lo que es peor, permitimos que sean los Miedos del Ego el motor de nuestra vida. En nuestras relaciones, por ejemplo, de pareja, hacemos lo mismo. Adjudicamos al otro la responsabilidad de cómo nos sentimos. Y el otro hace igual. Ambos relacionándose desde sus respectivos vacíos. Si el otro está tan vacío como tú (es lo que vas a atraer por resonancia), ¿qué sentido tiene que le pidas que te llene tu vacío? Al final, muchos encuentran un cierto equilibrio posicionándose uno en la relación como el que da y cuida, y el otro como el que recibe. Y así, muchas mujeres terminan haciendo de madre de sus parejas, ya que a ellos se les da mejor, generalmente, ponerse en el rol de hijos. Otro ejemplo son aquellas amistades basadas en escuchar los problemas mutuos: uno vomita y el otro carga. Esto ya no es sano ni recomendable. En este tipo de relaciones, no vemos al otro cómo es, sino que proyectamos sobre él nuestras propias carencias, buscando remediar, aplacar o sofocar su expresión. Pero ha llegado el momento de dejar atrás esta forma de relacionarse en base a lo que nos falta, y hemos de empezar a relacionarnos únicamente desde los talentos. Sanando el vacío interior Para esto has de empezar a cubrir tu propio vacío interior. Y al hacerlo, paralelamente, estarás preparando tu cuerpo para sostener toda la información de tu alma. No es un asunto que debas dejar de lado para más adelante, ya que la energía que está entrando últimamente al planeta es muy intensa, y si no llenas tu vacío y no creas un buen “core emocional”, tu mente se disociará rápidamente por la ansiedad que te provoca, y te costará mucho calmarla.
Conforme vayas sanando este vacío, podrás empezar a sostener tus talentos, el propósito de tu alma, y empezarás a relacionarte con los demás desde el Ser, desde lo mejor de ti y de los demás. Además, cuanto más pequeño se haga ese vacío, más fácil será para ti adaptarte a cambios, salir de tu zona de confort y ser creativo. O lo que es lo mismo, mostrar tu niño interior con sus talentos, tu Ser, al Mundo. Te doy un gran abrazo Guiomar Ramírez-Montesinos Psicóloga, astróloga y terapeuta psíquico
2 Comentarios
Carina
11/10/2018 16:06:52
No sé cómo lo haces ¿? O sí... Pero tus artículos siempre llegan en el momento "justo y necesario" (estas palabras se me quedaron grabadas gracias a Maria) Tus palabras en si mismas ya ayudan a llenar esfe vacío interior que estamos aprendiendo a llenar y que sólo depende de nosotros mismos (como tú muy bien dices). Te agradezco de corazón el que estés ahí y que me hayas ayudado a seguir mi camino.
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Magic
12/9/2021 21:38:47
Hermosa y muy valiosa informacion, gracias gracias gracias… me exploto hermosamente la cabeza 🤯 y me ayudo a entender muchisimo mis comportamientos, deseos, pensamientos.
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