Cada vez más, la gente anhela cambiar de trabajo, de profesión y hacer algo realmente significativo, algo que le de sentido a su vida. Pero a tu Misión de Vida no se llega huyendo de lo que te incomoda… En esta sociedad capitalista que está llegando a un punto de insostenibilidad, desde el punto de vista del bienestar del ser humano, vamos como pollo sin cabeza, estresados, lo que nos hace ser cortoplacistas, es decir, no ver más allá de final de mes… Este ritmo tan antinatural nos lleva a sentir ansiedad y agresividad difusas: no sabemos por qué, pero nos sentimos mal, incluso si “tenemos” todo lo que se supone te tiene que hacer feliz.
Pero el motivo por el que vamos como pollo sin cabeza no sólo se lo debemos al capitalismo y al consumismo, sino a que, como sociedad, huimos de sentirnos mal, huimos de las Memorias Celulares traumáticas del pasado ancestral, por lo que huimos de nosotros mismos. Por ejemplo, en España hubo la Inquisición y, consecuentemente, la Guerra Civil, y ninguno de estos dos grandes traumas colectivos han sido integrados en nuestro cuerpo. Y no estoy hablando aquí de recuperar la memoria histórica políticamente, sino de parar y sentir en el cuerpo los miedos heredados que ni siquiera esta sociedad hiperconsumista y hedonista ha podido borrar de la memoria familiar y corporal. El terror persecutorio de antaño se ha convertido en la envidia, en la picaresca de hoy, que nos impide colaborar unidos como pueblo, como vecinos, como paisanos… Al contrario, vivimos sospechando de todo el mundo, condenando a diestro y siniestro, criticando a todo el que no piensa como uno… Como si aún estuviéramos en la Guerra Civil, o como si fuéramos el mismísimo Torquemada… El Propósito es algo interno y conectas con él cuando atraviesas esas capas de Memorias Celulares, de dolor personal o colectivo, que te separa de tu verdadera esencia, y cuando adquieres suficiente perspectiva como para ver que tu vida, con sus altos y sus bajos, es un camino que te lleva cada vez más hacia adentro para despertar algún talento y para aprender a Ser más tú. En otras palabras, ¡lo que da sentido a tu vida es descubrir que tu vida tiene sentido! Esto es el Propósito. Esto quiere decir que, para conectar con tu Propósito, has de vivir el proceso de poco a poco ir adentrándote en ti, de pasar altos y bajos (entra la luz, sale la mierda), de sentir el dolor infantil que te quedó por sentir y cuidarte para que te sientas segura en tu cuerpo, y así poder sostener emociones y centrar tu atención… Luego, la Misión de Vida es lo que inevitablemente haces desde ese sentido de Propósito, y entregas para el bien común y para mejorar el mundo a tu alrededor. El Propósito y la Misión de Vida no están ahí fuera, ni son un alivio inmediato de tu tedio existencial, sino que es la consecuencia de tú ser tú. Vivir desde el Ser es empoderar a tu niño interior para dar sus talentos al Mundo Guiomar Ramírez-Montesinos Psicoastrocoach www.vivirdesdeelser.com
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