Escorpio y Plutón, de la muerte del Ego al amor

Escorpio, y su regente Plutón, es fascinante, misterioso, oculto, peligroso, desafiante, doloroso y sublime a la vez. Es el signo más complejo para abarcar con nuestra conciencia, que sin embargo está cerca ya de comprender sus misterios. En este post trataré de acercaros un poco al enigmático Escorpio y daros algunas claves de cómo aprovechar sus aprendizajes. También quiero daros una nueva visión de Plutón… Espero que os encandile y enamore como a mí. 

Conozco bien el signo de Escorpio, ya que es el de mi ascendente, y además tengo Plutón y Luna en aspecto (en trígono), por no hablar de otros elementos que me abocan sí o sí a vivir y comprender este signo que tan mal se lleva desde la inconsciencia. Pero he llegado a enamorarme de mi ascendente y sus regalos, y espero poder transmitirte sus tesoros… 

A Escorpio se le asocia tradicionalmente el sexo, la muerte, el poder y el dinero de otros, pero quedarse en este nivel de interpretación es perderse su verdadera esencia. El astrólogo argentino Eugenio Carutti, que a través de sus libros sobre los ascendentes y las Lunas desgrana y profundiza de una manera genial la energía de cada signo, explica cómo Escorpio es el signo que nos habla de la transferencia de energía de una forma a otra, y el entendimiento de que una forma que cede energía muere para dársela a otra. ​​

Para Libra la vida es como una pradera hermosa con vacas y césped, pero para Escorpio, los existe también los excrementos de las vacas que sirven para abonar la tierra, donde viven gusanos que se nutren de la materia en descomposición, y todo ello sirve para alimentar la vida en la superficie, en un ciclo continuo de vida y muerte. 

Cuando en tu carta hay mucha energía de Escorpio (especialmente, ascendente, Luna, Sol y Saturno, pero también por aspectos con Plutón o una posición destacada de éste en la carta), ya no puedes quedarte en el nivel superficial y creer que la vida son vacas y prados. Todo aquello que fue excluido en las etapas anteriores (representadas por los 7 signos de Aries a Libra), ahora debe incorporarse para que el Ego pueda madurar definitivamente. 

Cuando Escorpio marca tu vida, has de acostumbrarte al cambio continuo y aprender el desapego, en especial en los 7 niveles previos (los signos de Aries a Libra por casas). Así, un ascendente en Sagitario, tiene seguramente Aries en la Casa V, Tauro en VI, Géminis en la VII; por lo que ha de revisar y desapegarse de su identidad en tanto a sus creaciones, sus valores con respecto a su cuerpo, su trabajo y sus habilidades, su comunicación con las personas con las que establece un vínculo de igualdad, etc. 
Escorpio exige que aprendas el desapego de las formas, y se refiere no sólo al dinero compartido, al sexo o al poder, sino y en especial, desapego de todo aquello con lo que te identificas, en definitiva, del Ego. Escorpio te dice que ha llegado el momento de madurar el Ego para aprender a dar generosamente, desde los talentos de nuestra Luna. Dar sin esperar recibir... Y he aquí la gran prueba de nuestro Ego que se cree finito, que teme dar porque teme morir. 
 
Comprender el deseo y el desapego 
En Tauro, el signo opuesto, aprendemos a materializar en este mundo tridimensional al enfocar la energía de Aries y condensar la forma. Ahora Escorpio nos exige comprender profundamente la naturaleza del deseo. Desear es querer acumular energía, y esto lo hacemos con aquellas cosas que la simbolizan, como el dinero, las emociones, las posesiones, el poder,... Pero si acumulamos energía, ésta se estanca, se bloquea, provocando dolor, enfermedades, falta de vitalidad e incluso la muerte física. 
Por eso a Escorpio le toca aprender en profundidad la naturaleza del deseo, y la única manera es a través de la experiencia y nuestras vivencias deseantes. El dolor, el desgarro, provocado por las resistencia al cambio, a que las cosas sean como son,  es la forma que Escorpio tiene de enseñarnos a integrar ambos lados de las polaridades que componen nuestra psique. El Ego inmaduro desea controlar porque tiene miedo a morir, y se resiste al cambio con todas sus fuerzas. Es como si no se fiase de que si sueltas todo control encontrarás la libertad. Así que la vida dice, "vale, yo te muestro que no pasa nada, que existes aún si lo pierdes todo".  

Así, gracias a la energía de Escorpio soltamos el control, lo que nos permite integrar las polaridades de las experiencias que nos tironean, reconociendo que en realidad todo lo externo es interno. Todo lo que experimento, todo lo que vivo, soy yo. La vida no me ataca, sino que es mi miedo a hacerme con toda la vitalidad de la energía que se mueve a través de mí, con toda su potencia. Tenemos miedo a nuestra propia grandeza, y ello es lo que nos hace refugiarnos, escondernos, temerosos de aquello que nos puede aniquilar. Escorpio nos enseña a integrar las polaridades, aquello que proyectamos fuera con aquello que sí reconocemos, comprendiendo a través de la síntesis (Sagitario, el noveno signo) quiénes somos realmente. 

Así, Escorpio profundiza más y más en el mundo de las emociones , de la vida, de la muerte y de la energía, y está en su haber el regalo del entendimiento de la magia. Sin embargo, popularmente, se asocian estos dotes del octavo signo con poderes oscuros, o puede que más luminosos, que brindan la habilidad para manejarse y manejar en el astral. Magos, brujas, chamanes, son conocedores de estos secretos. Muchos incluso hoy en día desean poseer esas habilidades... Sin embargo, desear y poseer son precisamente las dos cosas de las que hay que desapegarse... Entonces, ¿cómo funciona la magia? La negra, poseyendo y dirigiendo, pero termina en destrucción. La blanca, rindiéndose a algo mayor que uno, algo universal, y limitándose a ser un vehículo de la energía del Universo. Y para esto, el Ego ha de ser maduro... 

Escorpio, la mafia y la fidelidad al clan 
Escorpio también se relaciona con la Mafia. De hecho, es una buena manera de entender especialmente la Luna en Escorpio o los vínculos entre Plutón y Luna. Algo te ata a la familia, y no sabes qué es. Has hecho un pacto de manera tácita que te ha introducido en una rueda de favor por favor interminable. Y el mero hecho de intentar definir qué es lo que te condena a ese vínculo implica una traición al clan y la amenaza del destierro... y con ello, la muerte. 

Cuando en una carta hay una importante presencia de Escorpio o Plutón (como es el caso de la mía), nos encontramos que el individuo tiene una identidad muy ligada a la familia, al transgeneracional, al clan. De repente no está claro si sus memorias, dolores, problemas, etc., son suyos o son de otros miembros de su grupo familiar. Si tiramos del hilo, vemos que hay una línea energética "oculta", "subterránea", que enlaza a varios miembros del clan. Es una energía bloqueada en el transgeneracional que pide ser liberada, resuelta. Dos polos antagónicos en historias compartidas que guardan la misma esencia, el mismo mensaje dual, con final imposible de reconciliar. La tensión reverbera a través de las generaciones y es transmitida mediante la energía de Escorpio en aquellas almas que se han encarnado creyendo que son capaces de sostener y resolver esa polaridad. 
 
Todos los árboles transgeneracionales tienen asuntos pendientes, pero cuando las polaridades implican opciones igualmente malas, provocan una tensión que se filtra a través de las generaciones mediante la energía de Escorpio. Me explico. Cuando aparece la energía de Escorpio es porque ya hay un nivel de conciencia suficiente como para comprender que cualquier negación, y por tanto, cualquier polaridad, genera una situación en la que algo debe de "morir" para que algo viva. Cuando la conciencia del clan comprende que siempre "muere" algo, es entonces cuando la única salida es la síntesis, a través de la integración de las polaridades, y se crea una nueva conciencia, una nueva visión.  
 
Padres que se odian 
Otro elemento muy típico de una fuerte influencia de Escorpio en una carta, especialmente en el caso de la Luna y el ascendente en este signo, es que los padres en realidad no se querían, o se odiaban, o tenían mucha tensión en la relación, o son diametralmente opuestos en su forma de ver la vida, en sus intereses... El bebé quiere "sanar" a papá y mamá (o las personas de la infancia que ejercieron este rol), uniéndolos dentro de sí, y aprende que amor y odio van unidos. Esta fisura interna ligada por tensión entre dos personas que simbolizan ambas partes de su pisque, y el consecuente intento de arreglar una unión que está "rota", provocará de mayor esta persona esté siempre dispuesta a ayudar a los demás, pero no sabrá poner límites y se entregará en exceso. 

Te propongo un ejercicio, si eres alguien a quien le cuesta poner límites. Intenta sentir cómo son tus padres energéticamente: quizá tu madre tenía un carácter muy fuerte y tu padre era más bien ausente, o un hombre intelectual que dejaba hacer a tu madre. Los límites los aprendemos del padre. Necesitamos cuando somos pequeños que él nos diga qué podemos hacer y qué no, que nos marque pautas, límites y reglas. Aunque pudiera parecer que estaban de acuerdo, la tensión que percibe el bebé es tan grande como la diferencia entre sus progenitores.  

De la misma manera, las cualidades que ellos representan existirán separadas dentro de el hijo, y no sabrá cómo unirlas. Para "aliviar" la tensión, buscará de mayor a alguien que le lleve una de las dos mochilas, mientras que él podrá expresar el otro rasgo. Después de entregar la mochila a esa otra persona, querrá unirla, pero sólo se producirá tensión entre ambos (así es la impronta), ya que para él esas diferencias son polaridades opuestas irreconciliables. 

Visualiza cómo ambas cualidades en positivo se fusionan en una. La síntesis sólo ocurrirá cuando se de cuenta este individuo que tanto la tensión, como cada uno de las dos cualidades, son suyas y de nadie más. En él habitan esas dos diferencias como un conjunto de talentos complementarios que le caracterizan como ser único. Cuando se puede comprender esta combinación como algo propio, sucede la integración y se puede percibir la desaparición de la tensión. 
 
Plutón y su acompañante, Caronte 
El regente de Escorpio es Plutón, un planeta enano con un  gran corazón sobre su superficie. El mundo helado de Plutón es Rosa. Su nombre fue otorgado por una niña de 5 años a quien le encantaban los dibujos y personajes de Walt Disney, y desde luego no conocía nada de la mitología romana. Pero como nunca hay casualidades, el nombre le viene como anillo al dedo a este planeta cuyo nombre mitológico es el del dios de los infiernos, ya que su descubrimiento coincidió con la invención de la bomba atómica por fusión nuclear. Y es precisamente la fusión, la integración de la personalidad, lo que se logra con la energía de amar. 

Plutón comparte órbita con Caronte, que es muy grande para ser sólo una simple luna, y de hecho provoca que ambos tengan una órbita con eje compartido. Caronte es el barquero de la laguna Estigia, y el encargado de decidir quién podía cruzar a la otra orilla: sólo los muertos. Es un hombre anciano, alto y delgado que vestía una túnica con capucha, imagen que recuerda a la muerte. 

Conforme evolucionamos espiritualmente, los arquetipos cambian. El descubrimiento de nuevos cuerpos celestes , o el mayor conocimiento sobre otros ya conocidos, coincide con nuestra apertura. Hasta ahora Plutón era considerado un planeta maligno y oscuro, pero en realidad nos revela el rosado secreto del amor, no entendido éste como sentimiento romántico, sino como la alineación con nuestra verdadera esencia. Caronte nos lleva a él, sólo si hemos “dado muerte” a nuestro Ego inmaduro y trascendido las formas viejas, obsoletas de nuestro Yo. 

En inglés, Caronte se escribe "Charon" y se pronuncia igual que "Sharon", que en hebreo quiere decir llanura fertil. Quizá Caronte sea en realidad un campo de múltiples posibilidades que se despliega ante el individuo alineado con su Ser.... 

Los colores de Escorpio y Plutón tradicionalmente son el negro y el rojo. El rojo es la energía, la sangre, la vida que circula por la forma. El negro es la suma de todos los pigmentos. Pero que ocurre si, en vez de la materia, lo vemos desde el plano de la luz. La suma de todos los colores es entonces el blanco. Si a éste lo combinas con el rojo, obtienes el rosa. ¡El color de Plutón! 

Así pues, Plutón y Escorpio nos invitan a descubrir quiénes somos realmente, sin dejar fuera ningún trocito. Nos enseñan que mediante el desapego somos capaces de dar ilimitadamente desde lo mejor de nosotros, haciendo fluir la energía de la vida. Nos muestran que desde la energía de amar tenemos enfrente un campo de múltiples posibilidades para crear lo que queremos. 
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¡Me encanta Escorpio y Plutón! 
 
Guiomar Ramírez-Montesinos Krogulska 
psicóloga y astróloga