En la Era del Ser la Educación será radicalmente diferente a lo que ha sido hasta ahora. La crisis actual que la enseñanza está viviendo a nivel global pone de manifiesto la inadecuación de los sistemas educativos vigentes hasta ahora. Y como ocurre con el comercio, es el consumidor final el que puja por un cambio, es decir, los propios niños, y por extensión, sus padres.
En la educación primaria nuestros hijos quieren aprender, pero se encuentran con que los profesores no saben enseñarles. O más bien, los métodos de los que estos disponen no se adaptan a los nacidos en el siglo XXI. Los alumnos se aburren, se desmotivan, no prestan atención a contenidos que son vomitados y que sólo requieren ser memorizados. Quieren divertirse, aprender jugando y sobre todo explorando y probando ellos mismos. Un maestro de la Era del Ser ha de ser alguien que primero esté dispuesto a mirarse a sí mismo, en vez de proyectar sus miedos sobre los demás –en mi libro, Vivir desde el Ser, hablaré de las proyecciones a fondo-. El alumno (y el hijo) es el verdadero maestro. Hay que escucharle y mostrarle lo que pide su curiosidad, enseñarle a conectarse con el mundo y facilitarle la expresión de su creatividad. El uso de las nuevas tecnologías (que de nuevas yo tienen poco) y el trabajo en equipo son las asignaturas principales. Leer, escribir, matemáticas o sociales son consecuencias de interactuar con la realidad. Se interiorizan con la práctica... La secundaria sufre de un problema similar, a lo que hay que añadir las complejidades de atender a adolescentes. A lo anteriormente dicho hay que sumar la importancia de que el joven pueda ver satisfecha su necesidad de expansión y comprobar que su contribución en el mundo puede marcar una diferencia, aunque sea pequeña. Valores como el servicio, la cooperación y salir del pequeño mundo del infante son las claves de la enseñanza en esta etapa. Los estudios universitarios, en mi opinión, desaparecerán. No hay nada más jerárquico que una cátedra (o un funcionario). Con perdón de estos profesionales, pero yo iría mirando la manera de adaptarme a los nuevos tiempos. Para empezar, dedicar 3, 4 o 5 años de tu vida, o los que sean, a estudiar sin más, a interiorizar, absorber contenido, no tiene ningún sentido. Esto sólo mina tu autoestima: el conocimiento sin práctica no se integra. Y menos aun cuando los temas están estandarizados y uno no puede elegir las asignaturas que quiere. En un Mundo en Red, las estudiantes eligen cada una de las asignaturas o temas que quieren estudiar y cuándo estudiarlas. Dedican no más de un año a ello, y ponen en práctica lo aprendido. Después de un tiempo, si así lo desean, pueden estudiar algo más para enriquecer sus conocimientos, aunque mezclen la economía con la parasitología. Eso será una decisión personal. Tampoco habrá salidas profesionales estandarizadas, sino que las aportaciones profesionales al mundo, que se adaptarán a la demanda social, se realizarán desde la suma de talentos + conocimientos + experiencias de aquellos individuos que decidan unirse y prestar el servicio demandado. Qué decir de los títulos universitarios que irán perdiendo su valor, hasta que las Universidades se reformen y adapten a la nueva realidad. En el futuro primará aprender online, cursos puntuales y específicos (en realidad este movimiento existe ya, y de hecho empieza a ser muy popular en los Estados Unidos, con alumnos de todo el mundo participando en los programas ofrecidos). La Educación Superior seguramente no será gratuita, pero será muy asequible y flexible. Por supuesto, los valores antes mencionados de la enseñanza primaria y secundaria aquí siguen vigentes, y a estos hay que sumar el estímulo para crear una iniciativa empresarial/profesional, y un apoyo experimentado para que los jóvenes puedan aprender de sus fracasos. El cambio en la Educación, al igual que todo cambio estructural hacia el Mundo en Red, no vendrá desde arriba, desde los estamentos gubernamentales, sino desde abajo, desde las propias familias que quieren ofrecer a sus hijos una enseñanza diferente, sacándolos del sistema –a pesar de la inseguridad que sientan-, abogando por las escuelas libre, desde las AMPAs, que apostarán en la medida de lo posible por actividades nuevas que realmente se adapten a los niños, desde los profesores que encuentren el margen y la confianza como para probar estrategias originales… Los cambios vendrán desde muchos sitios diferentes –y esto también se aplica a las estructuras políticas, económicas y administrativas-, serán pequeños, dispersos, variados, pero entre todos, terminará creando una masa crítica…, y antes de que se den cuenta, las viejas estructuras caerán. El sistema jerárquico patriarcal, acostumbrado a los grandes movimientos, no reconocerá la “amenaza” a su estabilidad de todas las nuevas corrientes de un Mundo en Red. En la siguiente tabla ofrezco un resumen de los objetivos claves de cada etapa educativa, según mi punto de vista:
Guiomar Ramírez-Montesinos
psicóloga, astróloga y terapeuta psíquico
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