La democratización de la felicidad, la Iluminación y el proceso de individuación Hoy en día está de moda el desarrollo personal, la búsqueda de la felicidad y el querer alcanzar algún grado de iluminación. Para algunos, esto es una tendencia nueva, y para otros, todo empezó en albores de los años `70 del pasado siglo con el movimiento hippie, pero en verdad se trata de un proceso en el que está inmerso toda la Humanidad desde hace 300 años, desde el Siglo de las Luces. Esta época de la humanidad se sitúa dentro de la Edad Moderna, y se caracteriza por el racionalismo, la separación de poderes fácticos y los valores de progreso, comunicación y razón. Durante la Edad Media, la Iglesia se convirtió en todopoderosa, el patriarcado llegó a su máxima expresión, la práctica del “divide y vencerás” provocó un máximo aislacionismo e intelectualmente se vivieron los siglos más oscuros de la Humanidad. En la Edad Moderna se recupera el conocimiento de los filósofos griegos de la Edad Antigua, y culmina con el siglo de las Luces. o la imprecisamente llamada “Ilustración” (la traducción correcta sería “Iluminación”, pero en la cultura hispanoparlante la Iglesia se mantendría fuerte y cribaría en gran medida la influencia del siglo de las Luces). El siglo de la Iluminación defendía la razón crítica, la capacidad de la mente de un individuo para pensar por su propia cuenta, y la obligación de hacerlo, sin dejarse llevar e influenciar por los estamentos del poder. La burguesía empieza a cobrar importancia e independencia, por encima de las clases nobles, expandiendo el capitalismo…, que era todo un avance con respecto a la esclavitud de los valores medievales, según los cuales los súbditos debían su lealtad absoluta al rey o noble, a cambio de seguridad y de lo justo para alimentarse y vivir. Fin de la Era de Piscis e inicio de la Era de Acuario La Iluminación termina con la Revolución Industrial, la Revolución Francesa, y el descubrimiento del planeta Urano, que en astrología simboliza precisamente los valores de fraternidad, igualdad y libertad. El séptimo planeta, a su vez, rige el signo de Acuario, la Energía que nos habla de la importancia de conectar con el propio Ser, con la propia individualidad, de ser uno mismo, de unirse a los demás desde la libertad individual para cocrear una nueva realidad, un mundo mejor. No hay consenso sobre cuándo inicia exactamente la Era de Acuario, pero sea como fuere, estamos en los albores de despertar colectivamente a sus valores, mientras que la Era de Piscis está llegando a su fin, tras dos mil años en los que la moral religiosa, la Iglesia y los diferentes credos han protagonizado el pensar, los valores y las relaciones, que han sido jerárquicas y de servidumbre (eje Piscis-Virgo). A todas las luces, Acuario, que entre otras cosas rige la electricidad, nos lleva al despertar, a la iluminación, a nuestra verdadera singularidad. Acuario, y su regente Urano, también simboliza el trauma de separación, y por tanto, está relacionado con los Miedos del Ego y la formación y maduración del Ego, paso previo para llegar a Vivir desde el Ser. Así pues, desde el Siglo de las Luces, el siglo XVIII, estalla una revolución en la Humanidad que implica un importante salto de consciencia para todo el planeta, que a su vez se consolidará en la Era de Acuario, y que arranca con el capitalismo (siglo XVII), el auge de la racionalización científica, y la disminución del poder de la Iglesia. Durante los últimos 300 años hemos estado experimentando todas las posibilidades, en una serie de tiras y aflojas, de esta transición de Era. Durante 3 siglos hemos vivido repuntes de rigidez y moral religiosa (la época Victoriana), y de raciocinio psicopático (la Guerra Fría), pero también han aparecido manifestaciones más moderadas de Acuario y de Piscis, que indican el camino hacia la integración y una transición madura de ciclo, como son el Estado del Bienestar y la solidaridad de las ONG’s (Cruz Roja), la unión entre pueblos, como la creación de la UE o la caída del Muro de Berlín, y la creciente conciencia humanitaria y sensibilidad hacia todo lo viviente y el planeta entero. En busca de la felicidad Uno de los subproductos del siglo de las Luces es la noción de que cada individuo es único y que, como tal, tiene derecho a perseguir su propia felicidad (si bien es cierto que las mujeres no eran consideradas individuos con derecho propio hasta hace muy poco), y el capitalismo se convirtió en el vehículo para lograr una entelequia -la felicidad-, cuya definición no es tan fácil consensuar desde la perspectiva de la época. Y es que la felicidad es un estado interno, mientras que el foco de la Ilustración era externo y fundado en la razón, es decir, en la separación de mente y cuerpo. En la Edad Antigua las escuelas hedonistas ya intentaron perfilar el significado de la felicidad, basado en la consecución de placer, lo cual para algunos tenían que ver con la excitación sensorial y la consecuente autosatisfacción egocéntrica, mientras que para otros era la búsqueda de la ausencia de dolor o de turbación del alma (lo que ahora llamaríamos dolor emocional). Tantos siglos de patriarcado, y por tanto de separación mente-cuerpo, no hicieron más que añadir a la confusión, y con la Edad Media de por medio, era un objetivo razonable enfocarse en alejarse al máximo de aquellos años oscuros, su pobreza, sufrimiento, dolor, enfermedad, humillación y sometimiento. Así, se decidió que la búsqueda de felicidad se debía lograr a través de la consecución de dinero, estatus, éxito y posesiones. Podemos entonces decir que, “de aquellas lluvias, estos lodos”, si pensamos en la exageración, la polarización, de esos valores capitalistas en su peor expresión actual, a través de las corporaciones que funcionan como psicópatas o de personas totalmente deshumanizadas, considerados unos como cifras, y actuando otros como verdugos de guante blanco, amparados en el poder de su capacidad adquisitiva, totalmente alejados del verdadero anhelo de su alma. Durante los últimos 300 años, hemos presenciado una generalización e incremento de la búsqueda de felicidad a través del placer físico, de la posesión material y de la consecución de prestigio o notoriedad, y esta búsqueda ha llevado a un hedonismo en algunos casos exacerbado y totalmente alejado de valores sociales y más afines al anhelo del alma. Un hedonismo que raya la psicopatía, cuando no el narcisismo. Si nos limitamos a un punto de vista estrecho, de una o dos décadas, nos parecerá que la sociedad está abocada a la autodestrucción por su maldad, pero si ampliamos el foco y consideramos la evolución de los últimos, digamos, dos mil años, este egoísmo extremo es en realidad una buena señal. El hedonismo al que nos aboca el capitalismo en la búsqueda de la felicidad y el bienestar, deviene necesariamente en la necesidad de una mirada hacia adentro, hacia el mundo emocional, para conectar con el dolor originado generaciones atrás (ver Memorias celulares), y el miedo a sentirlo (Miedos del Ego), que es lo que, en un principio, nos hizo correr, pensar (separar mente-cuerpo), y huir hacia un “futuro mejor”. Si buscas la felicidad en lo material, nunca la encontrarás, porque la felicidad no está fuera, sino dentro, y es una experiencia totalmente particular y subjetiva. ¡Es una emoción! Si crees que puedes comprar o ganar tu bienestar, terminarás conectando con un vacío y una profunda insatisfacción. Tarde o temprano, todos estamos destinados a realizar esta mirada hacia adentro para conectar con nuestra Humanidad, con nuestra sensibilidad y con nuestro Ser…, si queremos ser felices.
Más allá de la sombra y las etiquetas del autoconocimiento El trabajo de desarrollo personal conlleva contemplarse y conocer las propias sombras. Unas sombras que estamos invitados a contemplar desde el descubrimiento de los tres planetas transpersonales, Urano, Neptuno y Plutón, que simbolizan el subconsciente colectivo, y por tanto, el origen de nuestras sombras. El desarrollo personal no se limita al autoconocimiento, es decir, al ponerse etiquetas descriptivas que justifican ser de una manera determinada. Saber de qué pie cojeo, cuáles son mis traumas, y de qué manera soy una víctima de la vida sirve para poco, si no se hace algo con toda esa información. Ver mis errores sólo me llevará a la frustración y a una mayor identificación egoica. Ahora, en la Era de Acuario, nuestro foco pasará de la obediencia a las religiones (eje Piscis-Virgo) a la búsqueda de la felicidad verdadera, aquella que surge de poner en marcha lo mejor de mí para mejorar la vida de todos (eje Acuario-Leo). En la Edad Antigua los griegos concluyeron que la mayor felicidad que uno puede sentir es cuando conecta con su misión de vida, con su propósito, y ofrece sus talentos al mundo, para el bien común. Sin embargo, ha hecho falta más de dos milenios para que la Humanidad en su totalidad empiece a integrar la verdad que aquellos filósofos vislumbraron, empiece a democratizar la felicidad. Y ha sido el período de la Iluminación cuando retomamos esa búsqueda en la que hoy en día nos encontramos. El hedonismo como camino hacia la introspección El hedonismo nos ayudará a ir más allá de la superficialidad del capitalismo más básico y sus valores. En primer lugar, la insatisfacción te lleva a intentar justificar qué es lo que te ocurre. Las etiquetas del autoconocimiento (yo y mis circunstancias) aportan un cierto alivio a corto plazo, pero sólo son el principio del camino. A la larga, la identificación con una forma de ser alimenta el Ego inmaduro, por lo aumentando la herida de separación y los Miedos del Ego, provocando otra vez infelicidad. Así, después de explorar el mundo de las etiquetas emocionales, de personalidad y espirituales, no queda otra que enfrentar las propias resistencias para así poder liberar el foco de atención del pasado, activar los talentos y dirigirse hacia el futuro. Cuando me etiqueto, aumenta la energía que pongo sobre ese problema o defecto, y de esta manera lo hago mayor. Es necesario, porque así lo puedo traer a la consciencia, por no es suficiente. Tal y como ya lo entendieron los griegos, el propósito de cada ser humano es alinearse con su misión de vida. El propósito de la existencia no es descubrirse y quedarse meramente en la contemplación, no es iluminarse sin más, sino ser quién realmente eres; y tú eres la puesta en marcha de tus talentos (Leo) para ayudar a crear una sociedad mejor (Acuario). Sólo cuando hagas algo por los demás desde lo mejor de ti serás realmente feliz y te sentirás pleno porque te habrás reconocido a ti mismo.... El mayor de los reconocimientos. A pesar de la lucidez de los griegos en la Edad Antigua, su visión quedaba reducida a aquellos pocos hombres que llevaban una vida más intelectual. No incluían a las mujeres, a los esclavos, y ni siquiera a los soldados. El Siglo de las Luces retoma la filosofía helénica (después de 2 milenios de oscuridad), y a lo largo de los últimos 300 años, ésta se ha ido ampliando a toda la Humanidad, conforme los diferentes colectivos (mujeres, gente de color, inmigrantes, personas con menos recursos…) se han ido haciendo conscientes de sus derechos de formar parte igualitaria de una sociedad, y en última instancia, del derecho a ser felices conectando con lo mejor de uno para dar desde los propios talentos al mundo. Vamos hacia una democratización de la Felicidad, es decir, al derecho individual a expresarse desde el Ser, a Vivir desde el Ser, y co-crear una nueva realidad, un Nuevo Mundo en Red (eje Acuario-Leo). La Historia se repite Así pues, en el Siglo de las Luces, la Ilustración (o Iluminación), se inicia un movimiento que supone el fin de la Era del Comercio (que empezó hace 5 mil años) y el inicio de la Era del Ser, y que retoma los mayores aprendizajes alcanzados durante el patriarcado. Durante estos 300 años finales de la Era del Comercio, hemos vivido una espiral creciente de manifestaciones que condensan todo lo experimentado en estos 5 mil años. A su vez, estas manifestaciones se nos muestran ahora más que nunca muy polarizadas (no tanto por la magnitud de los eventos, sino por cómo las percibimos, por cómo nos afectan a nivel sensible), con el único propósito de hacernos conscientes de todas ellas, para que así la Humanidad pueda integrar definitivamente todo lo aprendido durante la Era del Comercio, y culminar el tránsito a la Era de Acuario y la Era del Ser. En otras palabras, es como si repitiésemos ciclos dentro de ciclos (imagina unos círculos concéntricos, en espiral), cada vez más condensados, para terminar de agotar la experiencia de una Era y pasar a la siguiente. Y lo que estamos viviendo ahora es la toma de consciencia por parte de la Humanidad de las polaridades relativas a la Era del Comercio (y de Piscis) que finalizamos, y los valores de la Era del Ser (y de Acuario) hacia la que vamos. Por eso, estos años estamos viendo una radicalización de la religión (Piscis), de la ignorancia de los aún sometidos al patriarcado (Virgo y Piscis), de la hiperracionalización y defensa a ultranza de la ciencia (Virgo y Acuario), del deseo de elevarse por encima de todos los conflictos a través de una espiritualidad que niega la sombra (Acuario y Piscis), de la igualdad de derechos (Acuario) que suele desembocar en la imposición sobre otros (Leo y Piscis-Virgo), de la libertad mal entendida por no considerar la afectación ajena (Leo-Acuario), de la adoración y culto a iconos sociales (Leo-Acuario) y ensalzamiento de la identificación con la imagen, junto al desprecio y crítica de looks que no encajan en el canon vigente (Leo y Virgo). No estamos viviendo un aumento de la violencia, sino que los medios de comunicación nos ofrecen una visión muy sesgada de la realidad (Piscis) con el único fin de mantenernos pegados al televisor para consumir más anuncios. Pero también vemos ahora a millones de personas que inician un proceso de “despertar” a su verdadera humanidad (Acuario) y a su sensibilidad (Piscis), personas que empiezan a Vivir desde el Ser, a quienes sí les importan las demás personas, servirlas y compartir desde el corazón con ellas (Acuario, Leo, Virgo y Piscis). Ahora más que nunca en la historia de nuestro planeta, hay mucha más bondad y conciencia del hecho de que todos somos Humanos y de que, junto a los demás seres vivos del planeta, estamos unidos, interconectados y podemos crear una nueva realidad, un nuevo mundo, elevando la vibración de toda la Tierra para hacer la transición a un Mundo en Red, a la Era de Acuario, a la Era del Ser...
Los eclipses de agosto La manera en la que experimentamos estos ciclos es a través de una creciente consciencia de la necesidad de la democratización de la felicidad, dándonos cuenta de que todos y cada uno de nosotros tenemos derecho a ser inherentemente felices, y que lo seremos cuando expresemos el anhelo de nuestro Ser, cuando descubramos y pongamos en marcha nesutro propósito de vida. Y los contrastes que vivimos, especialmente estos últimos años, nos sirven para, en nuestro diálogo interno, definir con claridad qué queremos y qué no…., qué nos hace felices y qué no, con qué resonamos y con qué no. Estos días de agosto del 2017, astrológicamente está aún más enfatizada esta realización de, “qué quiero para mí y qué no”, merced al eclipse lunar en Acuario del día 7, y al solar en Leo del 21. Son tiempos fascinantes de despertar, aunque por ello tengamos que poner en evidencia todo lo que ya no nos sirve. Ahora, de ti depende elegir encontrar tu felicidad y plenitud interior, soltar lo que ya no te sirve, esas viejas creencias que sólo llevan al malestar… Da el salto al Mundo en Red para Vivir desde el Ser y proporcionar tus talentos para el bien común. Elige la verdadera felicidad, felicidad para todos. Guiomar Ramírez-Montesinos psicóloga, astróloga y terapeuta psíquico
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