El quinto signo del zodíaco, Leo, representa el nacimiento de un nuevo Ser y la expresión de lo más auténtico de nosotros. Su regente es el Sol, que nos habla de cómo integramos todo lo que somos y expresamos nuestro máximo potencial. Sin embargo, aún no sabemos cómo desplegar esta energía plenamente, y en vez de Ser, reaccionamos desde el Ego inmaduro, desde Cáncer. Para comprender realmente la Energía de Leo, es fundamental incluir al signo opuesto, Acuario. Leo sin Acuario es Cáncer. Leo con Acuario Es. Leo es un centro que irradia y recibe de retorno. Es el Sol en un sistema solar que ha creado todos los planetas. Es un punto en el medio, pero también todo lo que le rodea. Leo es el Ser y el campo energético dentro del cual se encuentran los vínculos de su existencia. Leo es proyectivo y vincular, como Libra, pero sin tener en cuenta al otro como algo separado, sino expresando y haciendo resonar, para así sentirse reconocido. Soy en todo. Sol en Leo es generoso, orgulloso, a veces altivo. Tiene carisma, talento y alegría. Es el centro de su pequeño mundo y cuida a los que le rodean, aunque si estás fuera de su círculo puede que no le entiendas. Leo es la creatividad, manifestada como una irradiación magnética. Leo simboliza tradicionalmente al padre y al yo, mientras que en astrología evolutiva nos habla del Ser, y es la Luna, regente de Cáncer, la que está ligada al Ego. Leo rige la casa 5, que nos habla de los hijos, los niños en general, la inocencia, nuestra capacidad creativa, y el enamoramiento. Leo es pasional y busca imprimir su sello en todo lo que le rodea. Leo se relaciona con el corazón, es corazón. Leo nos habla del Ser y la coherencia. Una persona con muncho Leo en su carta viene de tener mucha responsabilidad y cumplimiento en otras vidas. Ahora toca descansar un poco, divertirse y jugar. Ser auténtico, conectar con el niño interior y expresarlo, estos son los regalos de Leo. Leo es el Ser que puja por hacerse ver como único y original, pero para hacerlo hemos de soltar el pasado y los miedos del Ego que a él nos atan. Al hacerlo, soltamos aquello que creíamos nos identificaba, dejamos atrás nuestro sentido de la pertenencia. En definitiva, dejamos Cáncer, que es el clan, la familia, lo que creíamos seguro. Este movimiento da mucho vértigo, así que entramos y salimos de manera cíclica. Asomamos la cabeza al Ser, cuando nos atrevemos a mostrarnos al mundo tal cual somos, y volvemos atrás, al ámbito de pertenencia canceriano, para refugiarnos de nuevo, cuando nos entra el miedo de no ser aceptados. Así, una y otra vez, logramos madurar lo suficiente nuestro Ego hasta que nos sirva como vehículo de comunicación del Ser. Este dilema, este recorrido, se refleja en nuestras vidas en el paso a la adolescencia, cuando nos desidentificamos de nuestros padres y de nuestra familia. Sin embargo, terminamos buscando fuera otro ámbito de pertenencia, a saber, los amigos, el grupo de iguales en el que sentir que pertenecemos. Sin embargo, esto no es Leo, sino otra vez Cáncer. Cáncer es pertenencia, mientras que Leo es desidentificación, es singularidad. Y desde Leo irradio mi singularidad en el mundo a través de mi coherencia, y al resonar ésta en lo más profundo del corazón de los demás individuos, el Ser de cada uno se reconoce a sí mismo y despierta, conecta. Desde mi coherencia, desde mi Ser, “creo” la posibilidad de la conexión con el Ser de los otros. Y a su vez, ellos al conectar con su Ser, me crean a mí. Y éste vínculo, esta proyección, esta conexión, esta vitalidad, este despertar es lo que es la Energía de Leo. Un baile creativo de luces que se activan mutuamente, despertando nuevos mundos, como miles de luciérnagas. Una energía a la cual nos podemos asomar a través de la alegría, de la diversión, de la creatividad y del aplauso.
Luna en Leo, de la rabieta infantil al amor Luna en Leo, y en menor medida Leo en la casa IV o aspecto entre Sol y Luna, necesita la Energía de Leo para sentirse segura. Se refugia en Leo. Como la vibración más elevada de Leo aún se nos escapa, esta Luna siente una imperiosa necesidad de ser reconocida como especial para sentirse segura, sentir que pertenece. ¡Toda una contradicción! Ya que el reconocimiento es pertenencia y, por tanto, canceriano. Ser reconocido en lo singular no tiene ningún sentido. Una vez esta Luna logra desidentificarse de su necesidad de ser reconocida como especial, entonces puede llegar a ser una singularidad que irradia su “especialidad”, su Ser, resonando en los demás. Y al hacerlo, de manera natural organiza y dirige a los demás. Para entender cualquier Luna, hemos de mirar el signo anterior, que nos indica la tendencia a dejar atrás, y el posterior, que nos muestra el camino de sublimación de la inercia del refugio. Así, Luna en Leo desea el reconocimiento para sentir que pertenece (Cáncer), y supera el automatismo del su refugio ofreciendo su talento a los demás (Virgo), cumpliendo su función de epicentro radiante. Lo cual a su vez nos lleva al signo opuesto, Acuario, que nos habla de que todos somos individuos que, desde nuestro centro, conectamos y canalizamos nueva información de manera creativa. Luna en Leo nace en un hogar en el que existe culto a las personas brillantes. Puede que mamá sea una hermosa mujer centro de sus reuniones sociales, o que papá brille por su importancia. O sencillamente que en el hogar se destaque un origen noble o de clase alta. Ser especial, ser el centro de atención y miradas de los demás es lo que da seguridad. Pero hasta que Luna en Leo no consiga sublimarse, seguirá dentro de su pequeño mundo canceriano, confundiendo afecto y seguridad con valoración, y con ser reconocida como especial y excepcional. Intentará por todas ser la elegida de alguien, y cuando no lo logre, proyectará su orgullo sobre él. Resistirá cualquier intento de ser avasallada, imponiendo sus condiciones, en menoscabo de las relaciones, que terminan en dolorosos dramas vinculares… ¡¿Pero no se dan cuenta de quién soy yo?! Y resulta que la trampa está en que ningún reconocimiento le resultará suficiente. Paradójicamente, Luna en Leo busca rodearse de personas que percibe como inferiores a ella, porque si fueran iguales o mejores, su centralidad podría verse amenazada. Establece relaciones de amor-odio con personas que poseen el brillo que a ella le haría sentirse segura. Puede incluso llegar a mostrar una arrogancia cómica o tener reacciones exageradas de despecho si no consigue el reconocimiento que anhela, pero detrás de ese ademán se esconde un dolor profundo y una sensación de vacío difícil de apaciguar, sobre todo si no tiene una buena dosis de Capricornio o de Acuario que pudiera equilibrarla o darle perspectiva. Ahora, tan maravilloso es el regalo de esta Luna como lo es su dificultad para la introspección. Una vez que logra liberarse de la necesidad infantil de ser el centro, posee una capacidad enorme de dar amor y de llegar a tocar el corazón de los demás, así como de ser el centro organizador de quien le rodea. Ascendente en Leo, buscaba la singularidad sin pertenencia Ascendente Leo también viene a irradiar amor y a divertirse, pero con la memoria de agua en la matriz, le toca soltar la dependencia emocional y el anhelo de pertenencia para poder incorporar la energía singular de Leo. El astrólogo argentino Eugenio Carutti -mi inspiración para estos artículos-, en su libro sobre Los Ascendentes I, explica que el nivel evolutivo actual de la consciencia humana está entre Cáncer y Leo. Según mi opinión, esta energía nos afecta de una manera muy particular a todos, ya que simboliza el paso de vivir desde el Ego (Cáncer) a Vivir desde el Ser (Leo). A mí me gusta interpretar el signo por casa como un miniascendente, ya igualmente se trata de aprender a incorporar esa energía en ese ámbito. Si esa casa además es angular (IV-familia, VII-relaciones y X-autoridad), su influencia es aún mayor. Y como Leo es una energía de vínculo, tanto más importante es considerarlo si se encuentra en una de estas casas. Ascendente Leo se encontrará a su alrededor a personas que brillan, que ocupan un lugar central, y se acercará a ellas para ver si le reconocen su condición especial. Si Leo está en casa IV, VII o X, esto mismo ocurrirá en la familia (o familia extendida, como puede ser el trabajo), en las relaciones o ante la autoridad, respectivamente. Obviamente, si alguien ocupa una posición central, es porque brilla a su manera. Justamente por eso, no va a reconocer a otro. Esto se ve claramente con Leo en casa X. No tiene sentido pretender que una autoridad reconozca tu autoridad estando en su terreno…. Así, estas personas buscan pertenecer, pero a la vez, que se les reconozca su singularidad, y terminan encontrando que no encajan. Lo normal es que se vayan de ese ámbito de pertenencia, y no es raro que lo hagan montando el numerito. Al final y al cabo, éste es el ascendente predilecto de los actores y artistas: Mick Jagger, Madonna, Marilyn Monroe o John Wayne, son algunos ejemplos. Ascendente Leo entonces querrá esconderse, refugiarse en sí mismo, y es habitual que mantenga relaciones muy superficiales (Acuario en casa VII), o dramáticas y tormentosas (Escorpio en casa IV), pero igualmente de poco calado. Su misión es aprender a abrir el corazón de verdad y vencer la angustia de encontrarse diferente, singular, único, en un espacio vacío en el que los vínculos pueden cobrar cualquier forma…, o no. Impredecibles. Esto requiere una cierta madurez, pero lo habitual es que el individuo se identifique con una imagen arquetípica, por ejemplo, “soy una estrella”, con una imagen que pertenece al subconsciente colectivo, ya que así existe alguna garantía de ser reconocido. Es como Mick Jagger cantando Angie, una canción de amor que resuena con la imagen del colectivo, y que por tanto es reconocida como algo familiar, provocando un aplauso como respuesta. Pero Jagger en el fondo no es Angie, por lo que una parte de él no se sentirá visto del todo, provocando así un anhelo de una conexión más profunda (Escorpio en IV), aunque para ello deberá transcender su identificación, precisamente, con esa imagen arquetípica (Piscis en VIII), con esa canción.
En el fondo, a lo que aspira este ascendente es a conectar con el Ser, a entrar en resonancia cardíaca, y desde allí vibrar quien es. Esta vibración creativa provoca, a su vez, que otros se reconozcan en su Ser, y la energía del encuentro que se libera a nivel multidimensional es la alegría que aquí nos aproximamos a manifestar como un aplauso, como el jolgorio de un encuentro entre amigos, como la risa de los niños en el apogeo de su juego. En resumen, da igual lo que tengas en Leo, o en que casa tengas este signo, la lección es la misma. Todos hemos de aprender a dejar de depender de la necesidad de ser aceptados, reconocidos y de pertenecer a algún ámbito. Se trata de no identificarse con el Ego, con la imagen, sino profundizar en uno mismo para conectar con el corazón, desde el Ser. Y desde allí, irradiar nuestra singularidad, algo nuevo que no se sabe cómo será recibido, pero que al vibrar desde la coherencia crea nuevos mundos, nuevas conexiones desde el Ser, que a su vez contribuyen a crear a uno, y así al mundo… y eso, es Acuario. Guiomar Ramírez-Montesinos Psicóloga, astróloga y terapeuta psíquico
5 Comentarios
Henar
30/7/2016 18:48:47
Gracias, maravilloso.
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Jor
6/2/2018 22:17:37
gracias...al fin encontré una gran explicación que me sirve de guía
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Isa
3/8/2016 00:12:09
Fantástico, me ha encantado!
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Pascual
28/9/2020 10:44:59
Gracias :)
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