Cada mes ofrezco un taller psico-astrológico práctico sobre la energía de los signos en el que pretendo mostrar una forma sencilla de comprender cómo cada signo y su regente afecta a cada uno de nosotros, en función de dónde lo tengáis ubicado. En cada sesión vemos el signo que corresponde a ese mes para que luego podamos aprovechar esas energías con el fin de sentirlas más claramente y ver de qué manera nos afectan. Pequeñas propuestas de autoconocimiento a través de la astrología que nos revelan muchísimo sobre quién somos y qué venimos a hacer. Ya hemos visto los primeros cuatro signos, de Aries a Cáncer, que son los que mejor podemos comprender debido a que, como dice el gran astrólogo argentino, Eugenio Carutti, el nivel de la consciencia de la Humanidad está entre Cáncer y Leo. En mi opinión, está en más bien en Cáncer y empezamos a entrar en Leo. Carutti es capaz de explicar las energías de los signos con una precisión y una pureza que, personalmente, me fascina y me conecta con la esencia de cada uno. Cada vez que le leo, viajo, me “emplutono”*. Me inspiro en sus libros, “La Luna. Refugio de la memoria” y “Ascendentes en astrología I y II” para crear el material de los talleres. Él explica que las energías de los signos son inherentes al Universo y la existencia de la primera (Aries) implica todas las restantes, como una matriz que se autocontiene. Aries es como el Big-bang que creó el Universo, es una energía de impulso y dirección, pero inevitablemente le sigue Tauro, que es la condensación de energía que permite la creación de la atracción gravitatoria que crea la masa. Géminis es la energía de las relaciones vinculares que permiten la conexión entre elementos diferentes, mientras que Cáncer es el acotamiento de una parte del espacio para que esos vínculos geminianos, a base de repetición, permitan crear algo diferente, algo nuevo, que será el sol de Leo. La carta astral es una representación del escenario que nuestra alma o Ser ha elegido antes de encarnar. Toda la energía que mueve nuestra consciencia no cabría en nuestro cuerpo que experimenta esta realidad dual, así que proyectamos trocitos de nosotros sobre ese escenario y nos relacionamos con ellos, creyendo que es el mundo externo. Sin embargo, no somos conscientes que este escenario y toda las personas con las que interactuamos no son más que reflejos de nuestro Yo, que mensajeros de nuestro Ser... Conocer mejor este escenario es uno de los objetivos de mis talleres, y nos permite comprender nuestra relación dual con la realidad y elegir el camino de menor resistencia. La carta astral se divide en 12 casas que representan 12 ámbitos diferentes de nuestra relación con el mundo. Saber en qué signo empieza cada casa nos revela nuestra inercia, pero también cuál es el aprendizaje que debemos de realizar para tener más identidad y menos destino: · La casa en la que está Aries es aquella en la que has de iniciar tus ciclos evolutivos, pero arrancar cuesta porque la inercia es sentir que ya está todo hecho (Piscis en la casa anterior) y no hay que hacer esfuerzo. Su signo regente Marte es donde tenemos toda la energía para descargar el impulso, pero es también dónde encontraremos más resistencia. · La casa en la que está Tauro es aquella en la que has de aprender a enfocar tus energías, ya que por inercia allí te dispersas (Aries en la casa anterior). Mientras que Venus es cómo una aguja de acupuntura que, según donde esté emplazada, te permite enfocarte…; el problema es que solemos poner el foco fuera y no en nosotros. Sólo cuando aprendamos a poner el foco dentro en la casa y signo en la que se encuentre este planeta, podremos entonces materializar lo que nuestro Ser desea. · La casa en la que está Géminis es aquella en la que hemos de reconocer primero que el otro es diferente para luego tender puentes de comunicación, ya que si no sentimos que una parte de nosotros queda incompleta. Dónde está el mental Mercurio emplazado nos enseña cómo podemos ser fieles a nosotros mismos y crear nuestra realidad –creamos lo que creemos-. · La casa en la que está Cáncer es como un horno en el que tenemos que cocer lentamente nuestro Ego. Allí debemos tener experiencias de todas las polaridades e integrarlas para que nuestro Ego pueda madurar adecuadamente. La Luna, su regente, representa el Ego, el interfaz que nuestro Ser utiliza para experimental la dualidad del mundo de la materia. Un Ego inmaduro sólo pide, mientras que un Ego maduro da en función de la ubicación por casa y signo de la Luna. El jueves 21 de junio hablaré de Leo, que representa nuestro Ser. Si te ha interesado este artículo, te invito a que vengas a los talleres mensuales de “La Energía de los Signos” que ofrezco en el Centro Terapéutico Mezquida. Si no tienes tu carta, yo te la imprimo (has de conocer tu hora de nacimiento). Guiomar Ramírez-Montesinos Psicóloga y astróloga *Emplutonamiento: palabra que me he inventado para describir el estado mental disociado que se produce cuando profundizas en la psique a través de la astrología; es como un embotamiento perceptivo y sensible, que luego tiene como resultado una apertura a una comprensión y entendimiento mayor.
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