Virgo es el sexto signo del zodíaco, después de Leo, y nos enseña que, una vez expresamos nuestro verdadero Ser, hemos de servir a los demás con sus talentos. Es el límite del Ego, y en una sociedad enfocada en el hedonismo egóico, Virgo puede resultar frustrante, obsesivo, agobiante y limitante. Virgo es el momento en el que tomamos consciencia de que no estamos solos en el mundo, sino que somos una parte de todo, y como tal, tenemos una función que nos define dentro de un orden mayor. Virgo es la matrix fractal que nos contiene y que contenemos, es orden y función. Ascendente en Virgo Virgo puede resultar muy frustrante, especialmente como energía del ascendente, ya que el Ego inmaduro que se descubre en su creación, en principio, lo que desea es ser admirado y reconocido, sin importarle mucho si lo que crea sirve a los demás. En un principio, cuando nos encontramos con los límites de la energía de Virgo, nos volvemos hacia adentro, nos encerramos en nosotros mismos, porque no toleramos la frustración de ver truncados nuestros deseos. Esta restricción nos lleva a organizarnos internamente para que cuando volvamos a salir al mundo, podamos encajar o articularnos mejor. Si fracasamos, volvemos otra vez hacia adentro. Cuando hablé de la Energía de Cáncer, pudimos ver cómo vivimos en un pequeño mundo donde esperamos que todo sea de la forma en que nosotros lo vemos. A Cáncer no le gustan los cambios, ni lo diferente, pero si se mantiene encerrado en su huevo, en su pequeño mundo, termina agobiado y rompiendo la cáscara para salir (Leo) y encajar en el mundo mayor (Virgo). Desde nuestro nivel de consciencia actual, Virgo se vive como una frustración. Si haces lo que te da la gana, los demás te ponen límites, si no te cuidas, puedes ponerte en enfermo, si no aplicas tus conocimientos y talentos, terminas obsesivo. Virgo obliga a poner cada cosa en su lugar y a ser práctico. Con Virgo nos damos cuenta de que no somos el ombligo del Universo, sino una célula en un órgano, en un organismo, en un sistema, dentro de otro sistema… Y a la vez, estamos compuestos de órganos, constituidos por células, formadas por elementos, creados con moléculas…. Y las células que somos se combinan y articulan con otras. Y todos juntos realizamos funciones orgánicas que tienen sentido para el sistema mayor que nos engloba. Esto nos remite a Piscis, que justo nos habla de ese sistema mayor, y de la necesidad de comprender que pertenecemos a algo mayor que nosotros mismos. Piscis nos invita a soltar el control, fruto de mantener la mirada dentro del huevo canceriano, para abrirnos a múltiples posibilidades, y así ser capaces de responder de manera eficaz a las demandas de cada momento. Sin Virgo, la genialidad no serviría para nada, y la creatividad se la llevaría el viento, por mucho que a Leo le frustre y de rabia. En especial para un ascendente Virgo, su destino es la restricción, ya sea mental, física o espiritual, lo que le permitirá a la larga acoplarse al mundo y a los demás. Por esto Virgo es sinónimo de servicio, y habla de bajar la información a la forma. Virgo es presencia, nos enseña a estar aquí y ahora en este cuerpo, en esta sociedad y en estas tres dimensiones, pero a la vez, sin desconectarnos de nuestro Ser. Para lograr esto necesitamos muchos ensayos y errores, entradas y salidas del huevo, idas y venidas, con el fin de ir tanteando el espacio y las circunstancias que nos rodean. Cuando Virgo se desequilibra, nos frustramos, nos enfermamos, nos volvemos obsesivos, quisquillosos y críticos. Desde el Ego inmaduro, volvemos primero la mirada hacia adentro para protegernos, en un intento de separarnos del mundo exterior. No queremos cambiar ni adaptarnos a lo de fuera. Pero el resultado es este desequilibrio y la presión que genera es la obsesión o la enfermedad, que nos lleva a buscar remedio cuidando nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro espíritu. Virgo también nos habla de las habilidades manuales, los talentos y su aplicación en el trabajo. Nos muestra nuestra función, nuestra utilidad, dentro de un nivel organizativo mayor que nuestro propio cuerpo. Una vez más, si no desarrollamos nuestra labor desde la expresión de nuestro Ser, y si ésta no es desplegada para servir a un bien común, a un orden organizativo mayor que nosotros mismos, aparecen desequilibrios en la forma de, por ejemplo, problemas y desajustes en el trabajo. El equilibrio en Virgo lo alcanzamos cuando nos conectamos con nuestro Ser, cuidamos nuestro cuerpo y mente, comprendemos nuestro lugar en la sociedad, en el mundo, en el Universo…, y ponemos nuestros talentos al servicio de los demás, sin descuidar jamás nuestra conexión más elevada. Virgo asimismo nos indica que no podemos evolucionar muy por encima de los demás. Estamos todos ligados por la red del inconsciente colectivo. Quien tira de una punta hacia arriba, se verá cargado con el peso del resto del campo morfogenético. Como ya comenté en mi anterior artículo sobre este signo “Sobre la Energía de Virgo, el trabajo personal, el servicio y la vida de Jesús”, el maestro termina cargando con el dolor no resuelto del colectivo, y la línea entre sostener ese sentir o sufrir es muy fina…. Pero sufrir es cerrarse, y por tanto un desequilibrio en Virgo que implica desconexión con tu Ser. No ser consciente de esto y no intentar reestablecer el equilibrio con humildad, es lo que lleva a muchos gurús a cerrarse en sectas, volverse obsesivos y abusar de su poder. Ascendente Virgo tiene como matriz, es decir, como memoria, los signos de fuego. Con Leo en la XII, nos indica que hemos de terminar de madurar nuestro Ego para dar sus talentos al mundo. Con Sagitario en la IV, deseamos ser libres para hacer lo que queremos, pero el reto es aprender a poner el foco en tu misión de vida. Y con Aries en la VIII, es imprescindible trascender el impulso, en otras palabras, no puedes hacer lo que te da la gana y sin contar con los demás. La casa en la que tenemos a Virgo, nos indica el ámbito en el que conectas con tu deseo más profundo para desde allí dar a los demás. Esto es algo que sólo tú puedes saber cuando conectas con tu Ser. Virgo nos enseña a tener como referencia la conexión con nuestro Ser y, desde el Ego maduro, dar a los demás. Virgo es el momento en el que comprendemos el aprendizaje de nuestro Ego implica dejar de querer recibir para dar, es decir, pasar de ser reactivos a ser proactivos. Cuando no lo logramos, la distancia que separa nuestras acciones y pensamientos de nuestro Ser y su misión de Vida es rellenada por el destino.
Luna en Virgo Si el ascendente ha de aprender que la Energía de Virgo le pertenece, la Luna no es consciente de ella, pero le parece de lo más natural. Luna en Virgo (o Virgo en casa IV) tiene que aprender a ajustarse al mundo que le rodea, y se sublima el modo “dame” en la energía de Libra, cuando aprendemos a “dar” a los demás, según s necesidad real. Es frecuente que Luna en Virgo nazca en un hogar que al poco empieza a vivir restricciones, y en un entorno con una madre inmadura que vuelca sobre el niño sus inseguridades, “obligando” a éste a ser maduro desde bien chiquito. Esta Luna siente que no puede ser niño, sino que tiene que comportarse correctamente parece recibir amor, o en su defecto, enfermar, ya que es el único momento en el que puede ser niño. Esta Luna debe aprender a postergar sus propios deseos en favor de los demás, pero si no amplía su foco, se vuelve crítico, tacaño y obsesivo del orden, para demandar así la atención que desea. Saberlo todo, decir “ya lo sé”, no permitirse ser espontáneo, siente que son muestras de madurez y que, si se comporta así y se muestra maduro, recibirá amor. Es un Mc Gyver que se pierda en un pequeño cajón, intentado poner orden en lo insignificante, mientras se defiende del mundo mayor. En un momento dado, también puede mostrarse caótico, pero proyectará la rigidez del Virgo en desequilibrio sobre otra persona. Esto sucede cuando acumulan tanta tensión que explotan en crisis, cargando contra aquellos sobre los cuales se ha proyectado la madurez restrictiva. Una vez Luna en Virgo consigue sublimar esta energía, y desarrollar otras de la carta, puede desplegar sus maravillosos talentos, siendo un buen y objetivo asesor, estando al servicio de los demás de manera desinteresada, disponiendo sus talentos para el bien común, cuidando sobre todo en la enfermedad. Saturno en Virgo Si en una carta hay mucha energía de Virgo, tener Saturno en este signo o en la casa VI es casi una bendición, ya que da la posibilidad de penetrar en los misterios de la conexión entre mente y cuerpo, y de realizar una síntesis consciente de ambos, aunque sea a través de problemas y restricciones. Puede que de niños se vean muy frustrados y se sientan inadecuados, y que esto les lleve a un orden exagerado de mayores, que en el fondo solo esconde miedo y caos. Si proyecta esto fuera, se puede volver crítico, pero ya hemos visto que esto son solo señales o síntomas de Virgo en desequilibrio. Con tantos límites y frustraciones, al fin uno termina por adaptarse, y como la masa que se trabaja incesantemente hasta quedar perfectamente homogeneizada, logra aprender el servicio como forma de consciencia, integrando mente, cuerpo y espíritu, con la relación y función de uno en la sociedad. Virgo es el signo que nos permite ponernos en contacto con nuestra misión de vida. Da sentido a la existencia y nuestro lugar en el Universo. Virgo es presencia y función, es Ego maduro en acción. Aprende a ver los desequilibrios en Virgo como meras señales de que toca hacer un cambio para volver a alinearse desde el Ser. Guiomar Ramírez-Montesinos Psicóloga, astróloga y terapeuta psíquico
1 Comentario
Raquel
5/5/2020 18:32:51
Muchas gracias
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