La Vida es fluir, es sencillez. La Vida sólo quiere que tú seas más tú. Sin embargo, durante el patriarcado, se desarrolló la creencia de que la vida es lucha, esfuerzo, sacrificio, preocupación, control, estrés, trabajo duro…, y nos lo hemos creído. Pero si observamos a las personas abundantes y cómo viven, vemos que son más despreocupadas, menos detallistas, menos temerosos de lo que pueda pasar, más lanzados. No tienen miedo a la experiencia, y no intentan evitar el error y el fracaso. Y es que precisamente el evitar la experiencia y el error es lo que nos lleva a sufrir en la vida y que ésta sea más dura y difícil.
Hay dos mantras populares en el patriarcado, que son “tengo que…” y “no tengo tiempo”. Y cuanto más los repetimos, más creamos esa realidad. Una realidad totalmente desempoderada porque estamos por completo entregados al tiempo y al trabajo, o a los demás. Otro rasgo de las personas abundantes es que son más “egoístas”. Por algún motivo, que sospecho tiene que ver con sostener unos valores sociales con normas, en nuestra cultura se valora a la gente entregada, sin tener en cuenta que vaciarse y sacrificarse atrae carencia, y no abundancia, además de que así se repiten los patrones del pasado, sin darles una solución real. Validar el problema, crea más problema, no lo soluciona. Te invito a observar esto. Si yo me entrego a salvar a alguien de la pobreza, no sólo estoy alimentando con mi atención ese problema, sino que estoy perpetuando el ciclo de escasez, porque me quedo vacía, sin apercibirme de que en el fondo mi entrega perseguía el objetivo de recibir un poco de atención y cariño a cambio…. Por no hablar de la percepción que tengo de la persona a quien ayuda, como alguien incapaz y carente (que me necesita). Pero, es imposible que me de lo que me falta aquel a quien yo doy porque creo que no tiene. ¿No crees? Y, sin embargo, a esto lo llamamos ser buena persona, buen ciudadano… Ha llegado el momento de darnos cuenta de lo absurdo que es seguir sosteniendo este patrón de pensamiento, y el tipo de vida que de ello deriva. Así que te invito a lanzar la intención de soltar estos patrones mentales-emocionales, y hacerlo de manera firme (es mejor si lo haces sintiendo rabia, que activa chakras inferiores): “¡ya no quiero más lucha y esfuerzo!”, “¡ya no quiero más escasez y preocupación!”, “¡ya no quiero seguir desempoderada!”, “¡ya no quiero perderme en los demás!”. “A partir de ahora, ¡quiero ser YO!, ¡quiero vivir feliz!” Astrológicamente, estamos en un período propicio para soltar estos viejos patrones y conectar contigo profunda, nutridora y amorosamente. Es momento de despejar el corazón de deudas emocionales pendientes del pasado (ancestrales) y permitir que éste brille y te muestre el camino. Vuelve a ti, a tu corazón, tomando pequeñas decisiones, eligiendo las cosas cotidianas que te gustan, que te apetecen, y discerniendo lo que no. Permite que tu corazón te comunique tu visión futura. Escucha atentamente, que suele hablar cuando te despiertas por la mañana o cuando estás en duermevela. Sólo lanza la siguiente pregunta al Universo (sin dejar que tu mente conteste): “¿qué quiero yo ahora?”. Namaste Guiomar Ramírez-Montesinos Psicoastrocoaching
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