Como si fuéramos niños, tenemos miedo a la “oscuridad”. Llevamos mal sentirnos “atacados”, huimos de las personas que nos hacen sentir mal, nos da miedo la densidad… Pero, aunque pueda parecer obvio huir de lo oscuro y denso, y buscar la luz y la claridad, esto no es más que un deseo infantil que nos lleva a no asumir quién somos y nos dificulta expresar y materializar nuestros talentos. Estos días de finales de noviembre 2017, con varios planetas transitando por Escorpio, nos piden que profundicemos en lo más hondo y denso para liberar las energías estancadas. Además, con Urano y Quirón aspectando al Sol, hay una energía universal muy potente que está entrando con fuerza con el fin de que podamos materializar en anhelo de nuestra alma, o en otras palabras, para que podamos expresar los talentos de nuestro Ser. Hace unos días me sucedió una cosa que simboliza muy bien esta dinámica que, si bien es universal, en estos días es especialmente patente. Volvía de dar un curso y eran sobre las 3:30 de la noche, ya cerca de llegar a casa, y en una recta oscura, veo que el conductor del vehículo frente a mí no está conduciendo demasiado bien. Iba un poco lento y se iba un poco hacia los lados. Parecía que iba con sueño. Durante un instante pienso en adelantarlo, pero algo me dice que no lo haga y me separo de él. Un par de kilómetros después, justo delante de él, cuatro jabalís cruzan la carretera y el último choca fuertemente contra su coche. El animal sobrevive al impacto, a pesar del fuerte golpe, y el coche, un Seat negro, queda abollado, pero no ocurre nada grave. El conductor, asustado, se apartó, y yo seguí mi camino, ya que tampoco es buena idea parar en medio de la carretera, de noche y con jabalís cerca. El jabalí es considerado un animal sagrado en muchas culturas, y representa una energía espiritual muy fuerte. Como el conductor del coche negro delante de mí iba “dormido”, dentro de su “oscuridad”, recibió el impacto del animal de manera brusca. Podía haber sido yo, pero como escuché mi intuición, no le adelanté y de hecho frené antes que él. Pues bien, así son las energías de ahora, como esos jabalís: fuertes y que llegan hasta lo físico, para activar el primer chakra y ayudarnos a materializar. A esto hay que añadir, también estos días, que muchas personas se encontrarán con dolor de garganta y con dificultad para expresarse. Pero esto es para que esa energía no se disipe a través de la palabra. Energía luminosa y energía oscura La energía no es buena ni mala, simplemente es. La energía porta información y, según sea su vibración, se manifiesta a nivel mental, emocional o físico. Nuestro cuerpo es un receptor de energía y la información que ésta porta. Sin embargo, por regla general, en cuanto percibimos algo, antes incluso de hacernos conscientes de la sensación, nuestra mente ya se ha puesto en marcha, analizando, justificando, interpretando y, en definitiva, buscando un culpable fuera. Esto es así porque, debido a nuestros Miedos del Ego, se nos activan traumas o historias no resueltas del pasado kármico o ancestrales, que están grabadas en nuestras memorias celulares. Esta activación es una oportunidad para que podamos liberar la energía atrapada y estancada en éstas, integrar la información que hay en ellas, y así conectar con nuestros talentos. La energía, si es de una vibración alta, afecta a nuestros chakras superiores. Cuando estamos en coherencia (lo que pienso, siento y hago siguen la misma línea), la recibimos como inspiración, intuición o visión. Pero si no estamos alineados con nuestro Ser, la energía se bloquea, como si se quedara atrapada en las memorias celulares, mientras que la mente se separa de la percepción del cuerpo y empieza con su enredo habitual, provocando dispersión, procranistación, estrés mental, que estemos pendiente de todo, que nos perdamos por las redes sociales, etc. Cada vez está más de moda meditar, pero es importante comprender el efecto que tiene alinearse con energías de vibración alta a través de la intención. Una meditación mindfulness te conecta con tu cuerpo y tu respiración, por lo que ayuda a integrar esas energías. Sin embargo, una meditación en la que te dejas llevar o que se basa en imaginarse situaciones, sino hay un buen trabajo corporal que la acompañe y ancle esas energías, hará que tu mente se pierda en abstracciones. Conectarás entonces con fantasías y no con visiones reales. A menudo, personas que practican este segundo tipo de meditación, cuando “vuelven a la realidad”, experimentan la vida como un choque denso y duro. Es como aquel vehículo que se chocó con los jabalís. Las vibraciones más bajas afectan los chakras inferiores y sirven el propósito de ayudarnos a materializar desde nuestro Ser. Sin embargo, en general ignoramos este proceso, y caemos en la tentación de buscar un culpable por sentir una energía tan densa o física. Por ejemplo, cuando alguien te engaña, sientes un golpe fuerte en la zona del abdomen. Este impacto es fruto del sentimiento de culpa, y lleva a que nos polaricemos en la experiencia: o me convierto en la víctima, si me autoculpo, o en el atacante, si echo la culpa fuera. Si conozco mis Miedos del Ego, si no echo la culpa fuera porque trabajo mis proyecciones, si no me cargo con ella porque entiendo que la culpa no sirve para tener consciencia, si ya he experimentado y liberado memorias celulares, me resultará más fácil sostener el impacto de ese choque o ataque emocional, y al hacerlo, estoy permitiendo que esa energía universal “haga carne” en mí. Cuando se activan los chakras inferiores, mi reacción tenderá al movimiento físico (me pongo a hacer cosas físicas sin parar o hago deporte…) o, en el peor de los casos, al intento de controlar a las personas a mi alrededor o a la enfermedad. Siempre es mejor moverse, aunque sea de manera fútil, que controlar, porque la energía se estanca menos. Si aprendemos a ver la diferencia entre una energía de vibración baja, que se siente como un impacto o movimiento en el cuerpo, y una energía oscura o densa generada por nuestra mente, que es repetitiva y muy familiar, que no va a ningún lado, y que ya “huele a podrido”, nos resultará muy fácil soltar nuestra relación o enganche con esta energía densa, y luego darle a la vibración baja un movimiento positivo y materializar. Por ejemplo, imagina que tu pareja te deja repentinamente. Esto es algo muy doloroso que suele despertar memorias de abandono, rechazo o desvalorización. Lo normal es que nos posicionemos como víctima y busquemos un culpable. Sin embargo, la realidad es otra bien diferente: el impacto que sientes, y que interpretas como dolor emocional, es en verdad una energía que te sirve para ponerte en acción y materializar. Es una invitación a crear o iniciar algo nuevo. Por desgracia, nos llevamos mal con nuestro cuerpo y con nuestro poder personal, y entregamos éste en las mochilas que repartimos en nuestras relaciones. La energía es clara y sencilla No siempre es fácil distinguir entre una energía que impacta sobre ti con un propósito, o aquella filtrada por la mente que gira en círculos y no va a ningún lado. Por ejemplo, cuando quieres emprender algo y sientes como una voz buena que te anima, por un lado, y del otro, un “demonio” te dice que no puedes. Mi consejo es que intentes afinar escuchando a cada una de estas voces y sintiendo las diferencias en tu cuerpo. Verás que la mente, que es la que se identifica con el Ego, habla de manera enredada, confusa, caótica, exaltada, amenazante, culpabilizante…. Mientras que la energía sin filtrar por la mente y que te llega por tu intención es limpia, clara y sencilla, y no da lugar a dudas. Así, pues, cuando te surjan este tipo de dudas, ponte recto y conecta con tu cuerpo a través de la respiración. Entonces lanza otra vez tu pregunta, que debe estar formulada sólo en función de ti mismo (que quiero para mí, qué es lo mejor para mí…), y siente lo primero que te viene. La respuesta sin mente es sencilla, breve, clara y a penas te da una sensación de ligereza. Sé impecable Con todo lo dicho, os deja unas consideraciones para cuando entran energías tan fuertes como las de ahora: lo importante es estar alineado contigo mismo y ser impecable, con tu palabra, con tu pensamiento y con tus esfuerzos. Vigila el tipo de lenguaje que emplees, no uses tacos. No te pierdas en Facebook u otras redes sociales, no te distraigas con la lista de lo que tienes que hacer, no te despistes de ti preocupándote por los demás o por tus cosas. No dividas tu atención. No te dejes llevar por el estrés, [en estos momentos] no hagas demasiado deporte si no eres deportista de élite (para no perder el efecto positivo de esa energía que entra), no intentes controlar y no te pongas a trabajar como un loco. No te estreses. No veas cosas en la televisión que activan tu emotividad. Cuida lo que comes, que tu alimento no sea demasiado procesado ni tenga demasiada carne, azúcar, harinas blancas o alcohol. Estate atento a tus pensamientos y sentimientos, que sean lo más puros posibles. Aprende a conectar y a observar tu cuerpo y cómo se activan a través de él los Miedos del Ego y las memorias celulares. Y no tengas miedo de sentir el impacto de la vida sobre tu cuerpo. Es la energía que te ayudará a bajar el propósito de tu alma. Guiomar Ramírez-Montesinos Psicóloga, astróloga y terapeuta psíquico
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