Cuando parecía que ya estábamos dejando atrás lo peor de la crisis financiera que ha afectado todo el mundo desde 2008 -año por cierto en el que Plutón, el que todo lo transforma y lo pone patas arriba, entró en Capricornio, signo que representa el status quo, lo establecido de la sociedad y sus normas-, ahora resulta que la cosa se vuelve más personal, y la crisis nos empieza a afectar a un nivel más íntimo, más de valores personales, en nuestras relaciones e incluso a través de enfermedades, reavivando fantasmas del pasado que creíamos ya enterrados. ¿Qué está pasando? ¿Por qué nos sentimos ahora tan mal, tan revueltos, con tantos dolores, tantos miedos? ¿Por qué recibimos ahora malas noticias personales, en especial sobre nuestra salud o la de seres muy queridos?... Sin querer meterme en demasiado detalles para no marear, decir que la astrología ofrece una visión clara de lo que sucede, y a groso modo, vale la pena señalar qué ocurre con los planetas transpersonales y los que están más allá del límite de nuestro Ego, simbolizado -el límite- por Saturno.
Estos plaentas, los de las órbitas más lejanas y lentas, tardan muchos años en transitar cada signo, lo que hace que no varíen para los de una misma generación. Por este motivo Urano, Neptuno, Plutón y en cierta medida Quirón simbolizan aspectos de la consciencia y del subconsciente colectivo. Y son precisamente estos los que en los últimos meses han estado muy, pero que muy activos, haciendo de las suyas y agitándonos mucho a nivel subconsciente. Así que, sirva de consuelo aquello de que "mal de muchos"... En resumidas cuentas, Plutón sigue rompiendo esquemas sociales y personales en Capricornio, además de activando de vez en cuando algún que otro terremoto o volcán; y para más inri, está en aspecto con Saturno (regente de Capricornio, ubicado ahora entre Escorpio y Sagitario)... Aunque la verdad es que en este caso el "viejo diablo" creo que nos echa una mano, ya que contribuye a que el terremoto sea más bien interno, tambaleando nuestros cimientos personales, que no tanto en el mundo físico... Y por si había alguna duda de que el foco de la transformación está en nuestro interior, Neptuno, el rey de los océanos y del mundo emocional, está transitando el signo al que rige -como pez en el agua-, brindado un poco de paz y amor a la combinación anterior, y una pizca de evasión... Aunque muy lejos no podemos ir porque Quirón, el sanador herido, también está en Piscis, enfatizado además estos días por Júpiter, que aquello que toca le da como un chute de esteroides. En otras palabras, no podemos, no debemos evitar entrar en nuestro mundo emocional para sanar aquellas viejas heridas del pasado..., sino queremos somatizarlas.... Pero, ¡ojo!, primero sana tu herida antes de dejarte llevar por tanta inercia pisciana de ayudar a los demás. El efecto Zeigarnik o "tócala otra vez, Sam" Y en estas andamos estos días..., bueno..., estos meses, la verdad, revisando y repasando, reavivando viejos fantasmas del pasado, que incluso creíamos ya superados..., reviviendo los dolores de nuestra alma..., y en muchos casos somatizándolos -no podemos ya postergar la introspección-. Toda tarea pendiente provoca como una especie de desasosiego que nos impulsa a volver a abordarla para completarla, terminarla, finiquitarla. A esto se le llama el efecto Zeigarnik. Si hemos vivido un evento traumático que no hemos podido cerrar emocionalmente, a lo largo de nuestra vida "provocaremos" situaciones, una y otra vez, que nos susciten la misma secuencia emocional que aquel trauma -muchas, la mayoría, de menor intensidad que la circunstancia que provocó la herida original-, con el fin de hacernos consciente de ese patrón y cerrar definitivamente el círculo..., y la herida. Nuestro subconsciente no parará de pedir que Sam "toque otra vez esa melodía", hasta que por fin la interprete hasta el final. Y en estos meses que los planetas transpersonales están tan cañeros, podríamos decir que, siguiendo la analogía, pronto llegará la temporada de conciertos, en la que saldremos al mundo a tocar nuestra melodía particular con alegría, pero antes debemos aprender a interpretar nuestra partitura de memoria y con total armonía. Así que, aunque puedas sentir que estos meses son un poco duros, ten seguro que es por algo. Pon el foco en el concierto que ofrecerás (tu misión de vida), acepta las dificultades y el dolor de cuello de los ensayos, perdona a "tus profesores", y a ti mismo por querer ir a los ensayos, da gracias por todos los aprendizajes que te traen tus experiencias, y luego suelta los ensayos, suelta el pasado..., y toca desde el alma, desde tu Ser..., que ya vamos a otra cosa, mariposa... :-D Guiomar Ramírez-Montesinos psicóloga y astróloga
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