Tauro es tierra, abundancia, deseo, corporeidad, sensualidad, alimento. Tauro es sensorial, natural, lento y rítmico. Nos habla de la condensación de la energía para producir la materia. Tras el Bigbang, la energía con impulso y dirección simbolizada por Aries, el orden y el ritmo del universo implica una concentración con el fin de empezar a crear nuestra realidad tridimensional. Tauro y la casa II a la que rige nos hablan de nuestros valores, empezando por los más superficiales y materiales, como las posesiones, las propiedades y el dinero, hasta los más profundos, aquellos sobre los que basas tu conducta y tu ética. Hay mucho que aprender de la Energía de Tauro, ya que paradójicamente, a pesar de estar en una sociedad muy material, aparentemente muy taurina, este signo nos ofrece una lección muy importante para nuestro desarrollo personal. En primer lugar, como explicaba Maslow con su famosa pirámide de las necesidades del hombre, Tauro nos habla de la importancia de primero satisfacer las necesidades básicas, de alimento, seguridad, cobijo, antes de poder atender las más elevadas, como el reconocimiento y la autorrealización. Aquellas personas con Saturno en Tauro o en la casa II vivirán sensación de inseguridad en lo material y experimentarán pérdidas de posesiones y dinero con el fin de que aprendan a identificarse con valores más profundos. También irán reconociendo hasta qué punto han asumido por completo el sistema de valores de los padres, de la sociedad que les rodea, sin cuestionarse si estos les definen realmente. Para estos individuos, mantener el estatus quo será una lucha, en el fondo, contra natura, hasta que por fin sueltan esa identificación y descubren sus propios valores y sus propios talentos y recursos.
Las personas con esta Luna nacen en un entorno con una fuerte identificación con esta energía. Así, les da seguridad lo corporal, el alimento, el contacto físico, las posesiones, el dinero y la naturaleza. Es muy agradable para un bebé nacer en este tipo de hogar, con una madre que siempre está elaborando alimentos y es muy física en su trato. El problema viene cuando se hace mayor y por instinto se aferra a estas cosas, resistiéndose al cambio. Puede entonces que le cueste muchísimo desarrollar otras partes de su carta, o directamente que entre conflicto si posee mucho fuego o energía uraniana (de cambio). También es cierto que hay bebés que nacen con esta Luna y no viven la fisicalidad y la abundancia de forma directa, sino como un mensaje de anhelo de que conseguirlo es lo más importante. Una Luna en Tauro puede ser el que nace en un hogar de padres ricos, con abundancia de todo lo material, o el que vive en una favela en una familia que desea prosperar y tener más dinero, o el que se cría en el campo, con un padre agricultor y una madre que está siempre en la cocina. Lo importante en estos casos es hacerse consciente del apego a tener, a tocar para creer y la enrome resistencia al cambio que, si no se asume, puede derivar en mucho control…. Y si hay mucho control, como el Universo es todo cambio, tarde o temprano habrá crisis (y es que el signo opuesto de Tauro es Escorpio). Ascendente en Tauro tiene más difícil asumir esta energía tan física, tan corpórea y tan condensada. Estas personas tienen en la memoria vidas pasadas en las que desarrollaron el impulso y viven en el mundo de los deseos, las grandes ideas, la valoración de la propia importancia, la necesidad de reconocimiento, pero en esta les toca aterrizar, y como en todos los casos de ascendente en Tierra, el contraste entre la rapidez del fuego y la resistencia de la materia es tan grande que la vida se vive como una serie de frustraciones, impedimentos, y obstáculos. Bajar a las dimensiones físicas es muy duro para un alma que se siente libre y a la que se le ocurren tantas cosas por hacer. Sin embargo, en esta vida toca poner en práctica y materializar todo lo acumulado en las pasadas. Ya no es tiempo de filosofar, sino de penetrar la materia y ayudar a hacer real en lo físico los anhelos espirituales más elevados. Si un ascendente en Tauro no tiene esto en cuenta, se dispersará, abrirá varios frentes a la vez y no llegará a finalizar ninguno. O desistirá a la mínima resistencia, o vivirá frustración tras frustración para aprender a tener más paciencia, pero sobre todo, para aprender a emprender la acción desde la necesidad. Imagina el impulso ariano, lleno de grandes ideas (Sagitario en la VIII) y una gran autovaloración (Leo en la IV) al que su entusiasmo y ganas le pueden. Ha de aprender a sostener esa enorme cantidad de energía en su cuerpo, y no querer soltarla ya a través de la acción. Ha de ser capaz de aguantar la intensidad de la concentración de la energía en su físico, ya que al igual que en las nebulosas estelares en las que se gestan las estrellas la condensación energética da lugar a un nuevo sol, la lección aquí es aguantar en el tiempo y en las tres dimensiones para que esa energía de deseo se concentre y se convierta en necesidad. Y entonces, solo entonces, con el foco puesto en una necesidad, y ya no en miles de ideas, emprender la materialización. Sostener es una gran lección de Tauro, y de todos los signos de Tierra, cada uno con su matiz. En este caso, sostener en el cuerpo sin hablar, sin actuar, sin pensar… Aguantar la energía ariana hasta que entra en un pulso directo con la materia y descubre que, en la presión ejercida, en ese contacto íntimo con la resistencia, es donde realmente está la creatividad. Imagina al escultor que con sus manos plasma sobre la arcilla la idea de su imaginación. El contacto con la realidad y con la materia le ofrecerán la resistencia que, junto con el impulso de la idea, dará lugar a la nueva forma, a la materialización de una obra creativa. Tauro, desde una perspectiva más evolucionada, nos habla de que la espiritualidad por sí sola no sirve de nada si no se traduce en hechos en la materia. Esta energía nos enseña la importancia de que lo ideado, lo deseado, debe poder sostenerse en lo físico para luego determinar la acción. Lo sutil es muy efímero, sin una base corpórea. Tauro nos dice para, siente, sostiene, concentra, espera, descubre entonces qué necesitas. No actúes impulsivamente. Te ayudará el contactar con la naturaleza, cultivar plantas o mejor, un huerto, para descubrir el ritmo de la vida. Todo va y viene. Una y otra vez. Aprende a materializar desde la necesidad, no desde el impulso. Cuanto más seas capaz de sostener el impulso -ya sea éste espiritual o instintivo-, más podrás crear sin acción, sino contagiando. Todos tenemos el signo de Tauro en algún lugar de nuestra carta. Te invito a sentir en qué área de tu vida tu impulso te lleva a dispersarte. ¿En las relaciones, en el trabajo, en las emociones, en la expresión de lo que llevas dentro? Venus es el regente de Tauro (también lo es de Libra), y lo veo como una aguja de acupuntura que, allá donde está ubicada, nos sirve para anclar nuestro foco y de esta manera, concentrar nuestras energías. Venus se asocia con la belleza, y cuál es si no la función de lo bello… Este planeta en el que vivimos es de una extraordinaria belleza natural, y es esa cualidad la que nos permite anclar el impulso de nuestro deseo para sentir que necesitamos conectar con la Tierra. Venus se asocia con el amor, y es el amor de la madre la que permite que nuestra alma encarne en el cuerpo de un bebé… Un bebé que no ha sido amado a la vida tendrá difícil contactar con la Tierra. Venus nos invita a hacernos conscientes de que, antes de poner el foco fuera, hemos de hacerlo dentro, para que la energía de nuestro impulso espiritual se concentre, y desde allí, hacer realidad en la materia desde el sentir, desde el cuerpo, desde la necesidad. La espiritualidad no es más que humo sin la materia. Lo material sólo hace que el impulso nazca del instinto. La virtud está en desarrollarnos, en evolucionar, primero desde nuestra mente, iniciando el movimiento desde planos más sutiles, para luego penetrar todo lo ampliado en el cuerpo y desde allí materializar geminianamente, es decir, a través de vínculos y de la comunicación. Tauro invita a la coherencia, a unir la idea con el sentir y con la acción. Nos ofrece la clave para elevar nuestra conciencia. Guiomar Ramírez-Montesinos Psicóloga, astróloga y terapeuta psíquico
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