Hoy es el Día del Amor, o más bien del deseo… Deseo de tenerte a mi lado, deseo de que me demuestres tu amor, deseo de que te des cuenta de lo que necesito, deseo de que me cuides, de que me respetes, de que me ames… El Deseo tiene que ver con la posesión, con el intento de poseer un estado, un momento, una energía, una sensación, y tenerla siempre… Pero la posesión impide que la energía fluya, impide la creatividad e impide la genuinidad. El deseo nos hace relacionarnos en base a roles, a expectativas. Nos ofrece seguridad, cuando creemos que estamos siendo agredidos por el mundo, pero nos limita e impide que nuestra parte más genuina florezca. Lo que llamamos comúnmente amor es un contrato de interdependencia en el que nos intercambiamos mochilas que están llenas de trocitos de nosotros que aún no sabemos cómo manejar. Esto no es ni bueno, ni malo, sino simplemente es. No podemos hacer otra cosa hasta que no hayamos madurado nuestro Ego, por eso buscamos a la persona idónea para sujetar nuestra mochila, y por supuesto, sostener la suya. Y mientras vamos aprendiendo de nosotros, hasta que estamos preparados para integrar otra parte nuestra. Por ejemplo, imagina una pareja, él es muy asertivo y emprendedor y ella es una persona sensible que prefiere quedarse en casa cuidando de la familia. Él no se está haciendo cargo de su parte más sensible, y le ha entregado a ella esa mochila, mientras que ella entrega su capacidad para tener iniciativa propia. Creemos que el amor es aceptar estas diferencias y el espacio y manera de ser de cada uno…, y bueno, por ahora puede ser así. Pero nuestro camino evolutivo implica hacernos conscientes de quiénes somos, integrando todos los trocitos de nosotros que hemos desperdigado por ahí. La integración es no separarse, y no separarse es amarse. Esto es el verdadero amor. Así pues, si una pareja se ama, primero cada uno ha de amarse a sí mismo, y su camino evolutivo, luego comprender el papel que su pareja le hace llevando su mochila. Llevar la mochila del otro es siempre un acto de amor, y más si está cargada de cualidades que aparenta ser negativas. Si tu pareja no te da lo que quiere, o te hace daño, pregúntate qué mochila le has dado, y una vez seas consciente de las sombras y los talentos tuyos que iban en esa mochila, elige relacionarte desde otro punto. Cuando tu cambias tu forma de relacionarte, el otro tendrá que cambiarla también, y la relación continuará si volvéis a coincidir desde una nueva forma de relacionarse. Y si no, se terminó. Pero siempre con el agradecimiento del aprendizaje realizado. El amor es dedicarte a conectarte con tu Ser, a conocerte, y desde allí compartir con el mundo. Una relación de pareja desde el Ser es crecer continuamente, aceptando que en cualquier momento los caminos pueden divergir (o no), y agradeciendo cada etapa del proceso.
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