Todos queremos alinearnos con nuestro Propósito, pero creemos que persiguiendo algo lo vamos a lograr… La verdad es que ir detrás de, creer que hay algo fuera que tengo que encontrar, sólo sirve para alejarte de tu Propósito… Y te quiero explicar por qué. Si hablamos de cómo aprende nuestro cerebro, además de por asociación, vemos que hay dos circuitos, uno que nos proporciona alivio y otro que nos brinda satisfacción. El circuito de alivio es involuntario, inconsciente y automático, por lo que participar de él de manera preponderante baja tu autoestima porque estás siendo reactivo. El circuito de alivio se activa cuando te enfrentas a un peligro (real o percibido) ante el cual no tienes respuesta en tu repertorio de acciones o actitudes aprendidas. Se enciende cuando la amígdala, la parte más primitiva de nuestro cerebro, toma las riendas porque “salvarte la vida” es lo prioritario, y desconecta el córtex prefrontal, tu cerebro racional. La única orden que sabe dar es: sal de allí y salva tu pellejo. Cuando este circuito se activa, te vuelves egoísta, sólo te fijas en lo malo y tu única prioridad es ponerte a salvo… Esto está muy bien si te persigue un tigre, pero te complica la vida cuando se activa porque no sabes qué responder ante una situación, porque tienes miedo de que te rechacen o dejen solo, porque temes que se van a reír de ti, etc. Y cuando te “quitas de encima el marrón”, sientes alivio. A su vez, esta emoción refuerza de nuevo la misma respuesta ante el mismo estímulo, y por eso te quedas enganchado en bucle, repitiendo lo de siempre: fumar, beber, mirar las redes sociales, mentir, gritar, etc.
El problema es que estamos en este circuito la mayor parte del tiempo, y como resultado, nos volvemos reactivos, nuestra autoestima baja, así como nuestra capacidad para elegir libremente. Por eso en nuestra sociedad cada vez más buscamos la felicidad inmediata y somos más intolerantes a la frustración, ya que no somos capaces de sostener recompensas a largo plazo. Y esto es el otro circuito, el de la satisfacción, al cual se accede en un momento de pausa y reflexión, aprendiendo y planificando, colaborando, poniendo a prueba el plan, es decir, practicando para tener la experiencia, y evaluando los resultados positivamente. En otras palabras, imaginar primero para aprender una respuesta diferente que te permita superar una situación que antes no sabías cómo enfrentar, y hacerlo colaborando con otros. Este segundo circuito te lleva a accionar, es decir, a tomar una decisión y emprender una acción ponderada, y por lo tanto a mejorar tu autoestima. Es un circuito consciente y voluntario, que nos ayuda a enfocarnos en metas a largo plazo. Y aquí viene la clave del Propósito: cuando activamos el circuito de la satisfacción, y aprendemos a elegir cómo queremos accionar, podemos empezar a ponernos metas no sólo a corto, sino también a medio y largo plazo. Este ejercicio de elegir tu acción y tus metas de manera consciente te conecta con el sentimiento de logro y de que tu vida tiene sentido, es decir, ¡Propósito! Y en última instancia, cuando cumples tus metas y te sientes satisfecho, como no estás en modo supervivencia y sí en modo colaborativo (así funciona el sistema nervioso), vas a querer compartirlo con los demás y ayudar a otros a lograr lo que has conseguido tú. Y eso es la Misión de Vida. Guiomar Ramírez-Montesinos Psicoastrocoach
0 Comentarios
Tu comentario se publicará después de su aprobación.
Deja una respuesta. |
Mis librosCualquier reproducción parcial o completa de este artículo ha de incluir autoría
La AutoraCategorías
Todo
|