En la primera parte de este artículo hablé sobre las diferentes formas en las que nuestra alma está fuera del cuerpo, y cómo esta separación encuentra un paralelismo en la escisión mente-emociones. Cuanto más en la mente estamos, más está el alma separada del cuerpo. En esta segunda parte del artículo voy a ofrecer una serie de consejos para empezar a reconectar, aprovechando que estamos en el momento astrológico ideal para hacerlo, con el Nodo Norte en Cáncer (aprende a nutrirte y a sentirte en casa en tu cuerpo) y Saturno-Plutón-Nodo Sur en Capricornio (mientras sueltas los últimos patrones y creencias del patriarcado). Consejo #1: Hazte consciente de cuándo estás en tu mente Cada vez que empiezas a darle vueltas a la cabeza, que dudas, que te preguntas qué puedes hacer, que te preocupas, que piensas que eres culpable o que crees que el culpable es otro, que criticas o te autocriticas, que no estás segura de cómo actuar o hacer…, estás separada de ti, y tu alma no está conectada con tu cuerpo. Estás en tu Ego (inmaduro) y no conectada con tu Ser. Consejo #2: vuelve a tu cuerpo Cuando observes que tu mente se dispara, pon tu atención en volver a tu cuerpo. Prestar atención a tu respiración o a las sensaciones en tu cuerpo, te ayudan a conectar y estar presente. Cuando tu alma está conectada con tu cuerpo (y tu mente con tus emociones), estás en coherencia, estás presente. Deportes de resistencia o ejercicios como Pilates o yoga ayudan también a desarrollar consciencia corporal, y a sentirte más segura en tu cuerpo. Consejo #3: pregúntate qué sientes y en qué parte del cuerpo Observa qué sensaciones hay en tu cuerpo cuando se dispara tu mente. Siente el efecto de la energía emocional en tu cuerpo. ¿Te tensas en la zona del corazón, en los hombros o en la espalda? ¿Se te cierra la garganta? ¿Te duele la cabeza? ¿Se te revuelve el estómago? ¿Sientes hormigueos? ¿Sientes presión? Aprende a localizar en el cuerpo y nombrar estas sensaciones. Donde más sensaciones suele haber es en el plexo solar (zona abdominal) y en el cuarto chakra (el del corazón). Al principio puede resultar difícil detectar las sensaciones, pero con la práctica, serás cada vez más consciente. Consejo #4: pregúntate qué emoción se ha activado No es lo mismo la sensación en el cuerpo que la emoción, aunque hemos asociado emociones a sensaciones en el cuerpo. Aprende primero a distinguirlas. Por ejemplo, puedo sentir enfado (emoción) como un torbellino de energía en la zona abdominal (sensación), o puedo sentir tristeza como una sensación de hundimiento en la zona del corazón. En segundo lugar, es importante poner nombre a las emociones, pero no lo es tanto que ese nombre sea “correcto”, sólo que signifique algo para ti. Aprende a distinguir entre la emoción y la estrategia mental de tu Ego que hace lo posible para no sentir la experiencia. El Ego inmaduro hace que la cabeza de vueltas buscando culpables, evitando así que el cuerpo sea sacudido por la sensación y la emoción. Cando el alma está conectada al cuerpo, sientes la experiencia (hecho interno) aunque la vivencia (hecho externo) sea muy sutil. Cuando el alma está desconectada, se hace necesario una vivencia más polarizada, dramática, dura, densa, para que la experiencia penetre el cuerpo, porque el Ego se resiste a sentir la emoción en el cuerpo. El Ego se resiste al dolor, pero el dolor es transformación y aprendizaje. Paradójicamente, cuanto menos te resistes, menos dolorosa es la transformación. Es más, ¡el dolor es el Ego rompiéndose para ser más permeable al cambio! Consejo #5: comprende que las emociones no son personales Aunque creamos que nuestras emociones son lo más personal que hay, no es verdad. Las emociones en realidad son fruto de la mente. Según lo que piensas, según cómo interpretas algo, esa es la emoción que vas a sentir. Cuando funcionas desde el Ego (inmaduro), no eres dueño de tus pensamientos, sino que estos corren en base a programas heredados, que a su vez están determinados por los traumas pasados no resueltos de la familia (o de vidas pasadas, como prefieras verlo). Estos traumas están guardados en la memoria de tu cuerpo, y cuando se activan, sale la emoción pretérita y no resuelta a la superficie. Esto son las Memorias Celulares. Desde la inconsciencia, proyectamos la emoción de la Memoria Celular afuera y creamos una interpretación basada en un programa ancestral, que a su vez genera una emoción propia. Esta última, aunque no nos hace sentir bien, al Ego le da sensación de control, al adjudicar la causa de manera externa. Si no soy consciente de que existen Memorias Celulares y de cómo se activan, no puedo sostener la emoción de la MC cuando se activa, y necesito proyectarla afuera: es culpa de otra persona, de una situación o de yo hacer las cosas mal (¡esto también sería algo externo!), generando así una emoción creada por mí. Suelta el deseo de controlar lo que sientes y deja que el pasado se exprese y libere a través de ti. Un ejemplo, el mío. Soy una persona muy sensible a las emociones colectivas. Nací en una familia cargada con mucho dolor, terror y miedo no asumido/admitido. Por ejemplo, por parte de mi abuela materna polaca, ella vivió tres guerras, violaciones, persecución por soldados, huidas, deportaciones, asaltos, bombardeo, el arresto y fusilamiento de su marido, muerte de su hijo de 7 años, hambre, frío, calor, desolación y trabajos forzados en Siberia… Por parte de mi madre, los traumas que más le afectaron directamente a ella fueron ser abandonada una semana por su madre (que quería un niño) no más nacer, un bombardeo a los 9 años mientras estaba en la cola del pan sola (sin su familia), entrada de soldados a las 3 de la madrugada para sacar a toda la familia con lo puesto y deportarla a Siberia, y la agonía y muerte de su hermano estando los dos solos en un orfanato… En mi familia no se habló nunca de esto hasta que yo empecé a indagar hace algo más de una década, pero de pequeña sentía todas las emociones que habían sido enterradas y reprimidas por mi abuela y mi madre, y tenía sueños y sustos que correspondían a historias que no me podía ni imaginar que existían. En mi infancia estuve sumergida en el terror y el odio, sin saber si quiera identificar qué estaba sintiendo. A lo sumo era consciente de que me sentía muy mal, de que tenía miedo a la gente y a salir de casa, sentía presión y tensión en casa y en el cole, proyectaba sobre los demás niños mi miedo, y sentía que me odiaban y de hecho me agredían. Evidentemente, esta es la realidad que cree para mí en base a mis Memorias Celulares. Yo no atravesé dos Guerras Mundiales, ni la Revolución Bolchevique, pero llevaba encima todo el terror, el odio y el dolor que en ellas se vive. Mi sistema nervioso estaba totalmente alterado de tanto programa inconsciente de huida. Empecé a adaptarme a esta realidad cuando, gracias a ese nervio, me volví hiperproductiva y eficaz. Así también pude apaciguar un profundo sentimiento de soledad. En cierta manera, la depresión (he tenido 3) y la tristeza (toda mi infancia) fueron mi salvación, porque me desconectaron de lo que sentía y no podía comprender. Pero esta desconexión supuso también la separación de mi alma, la desconexión de mi Ser. Al comprender y liberar estas Memorias Celulares, pude comenzar a habitar realmente mi cuerpo. También me ayudaron la práctica intensiva de ciclismo, Pilates, yoga, y conocer y enfrentar mis Miedos del Ego. Consejo #6: Hazte responsable de tu propio cuerpo y ámalo Tu cuerpo es tuyo y de nadie más. Aprende a hacerte responsable de él completamente. Tus sensaciones, tus emociones, tus procesos son tuyos y de nadie más. Tú eres responsable de cómo te sientes. Conócete, conoce tus ritmos y cómo te afectan las cosas. Aprende a anticipar y cuídate para asegurar que te sientes bien y cómoda. No rechaces ninguna parte de tu cuerpo, sino trátalo siempre con amor y cariño. Trata a tu cuerpo como tratarías a un bebé indefenso, con el mismo cuidado, ternura, afecto, cariño, atención…, que se merece cualquier Ser que encarna en este planeta. Ayuda también decir la siguiente frase con intención: “Mi cuerpo es mío”, “Me cuido, me amo y me acepto completamente” Consejo #7: Cuida tus necesidades fisiológicas En la primera parte de este artículo hablé de los Miedos del Ego y su relación con la desconexión del alma. El Miedo al Abandono está ligado al tipo de desconexión en el que el alma está en el mismo estado que la del bebé, sintonizada con todo el ambiente familiar o social, flotando fuera del cuerpo, y conectada con el dolor colectivo, limpiándolo. A nivel de mente, estas personas se distraen fácilmente, les cuesta concentrarse, o fantasean, o se entretienen con su imaginación. En definitiva, habitan su propio mundo mental. Es también cuando vas en automático y no eres consciente de lo que estás haciendo o de cómo has llegado a un sitio, o cuando estás tan inmersa en algo que te olvidas dónde estás. Si resuenas con esto, para ti es fundamental aprender a cuidar tus necesidades fisiológicas. Siente cuándo tienes frío y tápate, cuándo tienes calor y refréscate, cuándo tienes hambre y come, cuando estás cansada y descansa, cuándo necesitas ir al servicio, cuándo dejas de respirar y respira, y aprender a conocer tus ritmos y darte y tratar tu cuerpo con mucha ternura… Esto que puede parecer obvio, sin embargo, es lago que muchísimas personas descuidan por completo. Es importante que te respetes, te cuides y te trates con cariño y cuidado. No aguantes, ni lo dejes pasar, porque si lo haces, te sentirás mal y desolado. Y si te sientes mal, subirás el poder de succión de tu aspiradora psíquica, y te inundarás aún más del dolor emocional del ambiente. Estas personas a menudo terminan con depresión o adicciones para escapar del sufrimiento. Si cuidas tus necesidades fisiológicas y aprendes a reconocer tus ritmos, anticipando lo que necesitas, si atiendes a tu propio cuerpo como si fuera el de un bebé, poco a poco irás dando la bienvenida a encarnar tu alma y, paralelamente, tu cabeza se asentará y estará más tranquila, al estar despejada de las emociones colectivas dolorosas (que no tiene sentido que sigas queriendo limpiar). Ayuda también decir la siguiente frase con intención: “A través de mi cuerpo, me conecto con lo más elevado de mí y con lo más profundo de la Tierra” Consejo #8: Cuida tus necesidades de seguridad El Miedo al Descontrol se relaciona con el tipo de desconexión que consiste en que tu alma habita cuerpo ajeno. En familias en las que hay un profundo sentimiento de inseguridad, porque hubo una guerra, por importantes pérdidas económicas, por muertes repentinas y/o prematuras, suele haber un adulto sobreprotector o controlador. Este adulto en efecto lo que hace es absorber el alma de los demás, para tenerlas unidas y evitar que se “pierdan”. Al hacerlo, les anula la voluntad, sometiéndoles a la suya. El bebé que nace en este ambiente aprender que, para sentirse seguro, ha de habitar cuerpo ajeno. De mayor, se acostumbrará a coger el alma del otro o invadir cuerpo ajeno. A nivel mental o del Ego, lo que se observa con este tipo de fragmentación del alma es que uno siente en su cuerpo las emociones y sensaciones (sea consciente o no) de otros, y puede querer arreglarlas, sanarlas, suprimirlas, controlarlas…, o puede exigir que otros hagan de cuerpo para su alma, y evitan así sentir sus propias emociones. Cuando una persona se acostumbra a que su alma lo lleva otro, en cuanto éste le responde con una negativa, aquel se enfada en un intento desesperado de no sentir el vacío interior que entonces se hace obvio, y de imponer al otro que se haga cargo de su alma. Esto es lo que ocurre en la adolescencia o con los narcisistas cuando no obtiene lo que quiere. Si te identificas con esta dinámica de desconexión, has de aprender a hacerte consciente de cómo reaccionas ante las emociones o el estado emocional de los demás, para luego poner la intención en soltar cualquier emoción o energía que no es tuya. Ayuda a decir la siguiente frase con intención: “Suelto y libero todo lo que no es mío. Suelto y libero cualquier emoción o energía que no me corresponde”. Aunque para facilitar este proceso, primero has de asegurarte de que te sientes seguro en tu cuerpo. Observa tu realidad y comprende que vives en un lugar relativamente seguro, con personas que no te van a hacer daño y que tu mundo es relativamente estable. A menudo no estamos siendo objetivos y nos dejamos llevar por la inseguridad y el miedo, aunque no esté pasando nada. Esto tiene su miga, porque si estás mucho tiempo vibrando con estas emociones, es más probable que crees alguna realidad que los justifique. Pero, en definitiva, si no estás en zona de guerra y tienes un sueldo que te llega hasta final de mes, una casa y comida cada día en tu plato, estás suficientemente seguro como para hacer el ejercicio que acabo de proponer. Así que, atiende la inseguridad a nivel físico y emocional en tu cuerpo. Si te sientes desprotegido, cobíjate, si te sientes abrumado, haz algo que te tranquilice, si tienes miedo, reconfórtate y pide ayuda. Si tienes un problema que se puede solucionar, arréglalo, si no, acéptalo, entrégalo, ponlo en manos del Universo. Pide ayuda. Admite tu vulnerabilidad, ábrete a compartir la carga con otros. Haz deporte para sentirte más sólida en tu cuerpo o, al menos, ponte en movimiento, que es la mejor manera para que las emociones no sean tan intensas. Consejo #9: Cuida tus necesidades de conexión El Miedo al Rechazo se relaciona con el tipo de desconexión que surge cuando un bebé no recibe de mamá lo que necesita, y aprende a salir de su cuerpo para leerla y hacer las cosas bien para así atraer su atención, y obtener alimento y amor. Esto genera en el cuerpo un vacío tan grande como la distancia y esfuerzo que el bebé necesitó hacer para lograr la atención de su madre. De mayor, la persona busca atraer el afecto de otros haciendo lo que cree que otros necesitan o quieren. Se vuelve complaciente, perfeccionista y se hiperadapta a la realidad. Son personas que mentalmente están siempre intentando averiguar qué piensan los demás o preocupados por el qué dirán. Esta dinámica es la que explica la manera habitual en la que nos relacionamos con los demás, y en especial, lo que llamamos amor. Nos relacionamos de vacío a vacío, obteniendo a cambio lo mismo de cuando éramos bebés, cuando mamá no nos dio lo que necesitábamos (alimento, conexión, amor…) y sí nos dio lo que no queríamos, a saber, su propia carga emocional (problemas, tensiones, tristezas, miedos…). Somo seres sociales, necesitamos estar conectados con los demás, al igual que necesitamos estar conectados con nuestro cuerpo, nuestra alma, el planeta entero y el Universo. Cuando aprendes a ponerte en la cabeza del otro, te traicionas a ti mismo y también a los demás, porque si no estás en ti, conectado con tu corazón, no puedes establecer una conexión real con nadie. Esta dinámica lleva en última instancia a la soledad y a la depresión. Así que sé consciente de tus necesidades de conexión. Observa cómo intentas agradar a otros por encima de tus deseos. Date cuenta de cómo sientes que perteneces sólo si haces algo que los demás quieren y valoran. Pon atención en conectarte primero contigo, con hacer lo que a ti te gusta. Conecta con la Naturaleza y el placer de las cosas sencillas. Aprende a escuchar tu cuerpo y lo que te pide. Observa cómo te afecta lo que haces, los lugares a dónde vas, con quién estás, lo que comes, la calidad de los programas de televisión y películas que ves… Toma decisiones en consonancia con lo que te hace sentir bien a ti primero. Cuando tú estés bien conectado con tu cuerpo podrás hacer algunas concesiones con los demás, antes no. Conecta con gente que te hace feliz. No te aísles, ni te rodees de gente que te hace sentirte cansada o cargada. Cuando alguien te quita energía es porque la forma en la que te relacionas es una que ya no te sirve porque ya es antigua para ti. Por ejemplo, si encuentras que ya te resulta cansino escuchar los problemas de los demás, es que ya has de dejar esa manera de relacionarte. La culpa no es del otro, sino que tú eres responsable de cómo te has relacionado con los demás hasta ahora. Si eres alguien que escucha siempre los problemas de los demás es porque te relacionas desde tu vacío, haciendo algo que crees que es útil para otros, para así conseguir un poco de afecto o aceptación. Suelta la necesidad de tener que hacer todo perfecto y en detalle, ya que eso es relacionarte desde tu vacío interior. Deja de meterte en la mente de los demás, intentando averiguar qué están pensando de ti y cómo puedes hacer las cosas bien. A cambio, aprende a dejarte guiar por el corazón, a ser más espontáneo. Cuando el alma está conectada con el cuerpo, no hay esfuerzo ni duda para expresarse y conectarse con los demás, porque lo haces desde el corazón. A esto es lo que se llama estar presente o estar en coherencia. La acción, el hacer, no debería nunca salir de la voluntad de la mente, sino del empuje del corazón. Ayuda a decir la siguiente frase con intención: “Me conecto desde mi corazón y doy desde él, sólo para los fines más elevados” Consejo #10: Pretender ayudar es invadir al otro. No lo hagas Esta afirmación puede resultar chocante, pero la verdad es que cuando queremos arreglar algo en otra persona, estamos con el alma fuera del cuerpo en la mente del otro y/o habitando cuerpo ajeno. Las implicaciones de esta dinámica energética son obvias: uno se queda sin energía, sobrecargado o vacío, mientras que el otro se queda como inútil, desprovisto de su dignidad y, lo que es peor, de su capacidad para experimentar la Vida y hacerse cargo de sí mismo. Si bien durante el patriarcado aprender este tipo de empatía ha sido algo muy positivo (es mejor que controlar y matar), y nos ha ayudado a conectar más con las emociones, ahora, desde el punto de vista del Ser, ayudar a otros es algo que se ha de hacer con mucha consciencia, porque la manera en la que lo hemos hecho hasta ahora implica que tu alma no habita tu cuerpo y que te relacionas desde el vacío, mientras castras la posibilidad de crecimiento de los demás. Con esto no digo que hemos de olvidarnos de los demás. De hecho, no todo el mundo está en el mismo punto evolutivo, y en cada fase hay una verdad diferente. Lo que sí quiero implicar es que, cuando nos sentimos impulsados a ayudar a otra persona, mejor parar antes un momento y tomar consciencia profundamente de ese impulso de dónde viene, de dónde nace. ¿Qué es lo que no puedes sostener en tu cuerpo, qué emoción?, ¿qué estás proyectando sobre esa persona?, ¿por qué la ves incapaz de superarse? Cuando la ayudas, sé consciente de qué manera te ayudas a ti; aplícate el consejo que das. Consejo #11: Aprende a usar la rabia La rabia es una de las emociones más potentes y más útiles para conectar con el cuerpo y con el momento presente. Lástima que esté mal vista y mal empleada. La rabia es conexión con chakras inferiores, por lo que ayuda a conectar con la Tierra. La forma positiva de gestionarla es, en vez de soltarla desde el chakra del corazón (rechazando la conexión con el otro o peleando) o desde el chakra de la garganta (gritando, insultando, culpando…), es subir esa energía y conectar con los chakras superiores. También es muy útil en este sentido la rabia que puedes sentir en una competición deportiva y que empleas para dirigirte hacia la meta. Cuando algo o alguien te haga sentir rabia, aprovéchalo. Durante 1 minuto, puedes despotricar (sin decírselo al otro, lo puedes escribir en un papel) contra el mensajero para que tu Ego se quede más tranquilo y te deje hacer el siguiente ejercicio: define qué es lo que te ha hecho rabiar, qué tipo de situación te ha sacado de tu centro, que además ya te ha pasado igual miles de veces (si no, no tendrías rabia), ¿de qué estás harto ya?, ¿qué situación no quieres repetir más? Y entonces lanza con fuerza la intención, mientras sientes cómo la intensidad de la rabia te hace sentirte fuerte en tu determinación, “¡que sea la última vez que vivo esta situación!” La próxima vez que te suceda lo mismo, aprovecha el registro de la rabia para mantenerte firme en tu resolución de no dedicarle más energía o atención a ese tipo de situaciones o relaciones. Espero que estos 11 consejos te ayuden a transitar este año y medio de Nodo Norte en Cáncer y Saturno-Plutón en Nodo Sur (hasta finales de 2020), y a conectar tu alma con tu cuerpo de manera más plena. ¡AMATE! Guiomar Ramírez-Montesinos Psicóloga, astróloga y coach transformacional
6 Comentarios
Paola
27/10/2019 00:41:27
Brutal!
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martin
24/6/2020 04:29:53
Gracias Guiomar, me siento muy identificado, esta información me llega en un momento justo, trabajando por primera vez con mis chakras inferiores, me siento muy agradecido con la vida de haber llegado hasta aquí!
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Guiomar
24/6/2020 20:55:55
Gracias!
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Catherine
6/8/2021 22:37:49
Madre mía , me he visto reflejada en caso todos los puntos ,. Hace poco tuve ataques de pánico miedo a morir y al final me llegó esa información que me había desconectado de mi cuerpo y en realidad creo que llevo así toda la vida , por eso hace como 7 años que es como que no consigo materializar nada y tener pareja ..etc y todo lo que me ocurre es como muy cuántico subrealista . Ahora estoy en eso , enraizandome y desconectando un poco de lo espiritual para bajar a tierra. Gracias por esta informacion. Pero luego se que traigo maestría y que se supone que algunas almas venimos a limpiar todo el karma transgeneracional , y creo q ya he limpiado bastante , lo q no se es como se puede seguir haciendo sin q eso te afecte a tu vida y te límite porq realmente ya estoy agotada , si hay alguns herramientas para esto me gustará saber gracias Guiomar
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Guiomar
9/8/2021 09:55:52
Hola Catherine! Creo que la clave está en tu propia consciencia, en poder integrarla, en Ser más tú. De esa manera honras a tus ancestros y restableces el equilibrio. Para ello, cuida tu cuerpo y restablece su equilibrio a todos los niveles. Puedes empezar con el cuidado del Bebé interior, que encuentras en la sección de herramientas de mi web.??
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catherine montesinos serra
10/8/2021 12:18:07
Si lo he estado leyendo, y muchas cosas ya las venía haciendo , voy a seguir en ello y poner mucha más Consciencia , muchas gracias 💜 Tu comentario se publicará después de su aprobación.
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