![]() Cada uno de nosotros somos como células de un órgano, dentro de un organismo más complejo que sería la Humanidad. Todos contribuimos al funcionamiento del órgano en cuestión, y a su vez éste sirve al organismo. Pero como célula, tienes la misma función que la célula de al lado, que forma el mismo tejido que tú. Miremos esto desde la perspectiva de nuestros dramas personales. Creemos que es el mundo que nos agrede y nos frustra, pero en realidad estamos respondiendo a una estimulación de nuestras memorias celulares. Para mí es indiferente hablar de vidas pasadas, transgeneracional o la infancia. Al fin y al cabo, son patrones de conflictos, que podemos ver repetidos, miremos la escala que miremos. Se puede decir que no encarnamos como individuos, sino como constelaciones de vínculos que representan una visión determinada, un punto de vista concreto, del drama de la Humanidad. Y éste drama no es más que el intento de resolver e integrar en equilibrio las tres fuerzas o energías básicas de expansión, unión y conexión, que durante los últimos cinco mil años de patriarcado han generado los Miedos del Ego (descontrol, abandono y rechazo, respectivamente), y nos han servido para crear nuestro Ego.
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![]() Hoy es el Día del Amor, o más bien del deseo… Deseo de tenerte a mi lado, deseo de que me demuestres tu amor, deseo de que te des cuenta de lo que necesito, deseo de que me cuides, de que me respetes, de que me ames… El Deseo tiene que ver con la posesión, con el intento de poseer un estado, un momento, una energía, una sensación, y tenerla siempre… Pero la posesión impide que la energía fluya, impide la creatividad e impide la genuinidad. El deseo nos hace relacionarnos en base a roles, a expectativas. Nos ofrece seguridad, cuando creemos que estamos siendo agredidos por el mundo, pero nos limita e impide que nuestra parte más genuina florezca. Identificados en gran medida con un Ego que aún no está maduro, tendemos a creer que la vida es algo personal. Esto nos lleva a reaccionar para defendernos o atacar a la persona que tenemos delante, o a la mentarnos y quejarnos, o a sentir que somos impotentes. Para la evolución nos está llevando a otro lugar. Un Ego inmaduro sólo se sostiene si el poder está fuera, y al mismo tiempo, si nos creemos que somos el centro del Universo. Si Yo creo que soy el centro de mi experiencia y todo gira en torno a mí, es lógico que mi enfado sea proporcional a la contradicción de mis deseos. |
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