La astrología del Ser es una herramienta de autoconocimiento y conocimiento general que abre la mente a percibir la vida más allá de las tres dimensiones; a ver la realidad desde lo más esencial, las energías, y comprender que no hay error en la experiencia, sino sólo resistencia a ver la realidad en su forma más esencial y pura. Cuando el alma planifica la encarnación, se llena de buenos propósitos, pero se olvida que la experiencia dual implica aprender a adquirir aquello que en realidad te pertenece. La experiencia es resistencia, ya que esta fricción es la que hace posible vivir las lecciones de la Vida. Vivir en este plano necesariamente conlleva frustraciones. Reconocer quién eres, desarrollar tu identidad, disminuirá la cantidad de destino que sufres, pero no eliminará la experiencia. En realidad, se puede decir que, a mayor consciencia, menos polarizada la experiencia.
La carta natal es una instantánea del momento y lugar en el que naciste y desvela el juego de energías que conforman tu potencial. Cuando nacemos nos identificamos con nuestra Luna, que simboliza al bebé, la familia, el clan, la madre, nuestra zona de confort y el Ego. Desde el punto de vista de la Luna, la vida es destino, le suceden cosas. La labor de desarrollo vital y personal pasa por ir reconociendo en uno e integrando todo el juego de energías de la carta. Poco a poco, conforme crecemos y maduramos, comprendemos que también somos nuestro Sol, Ascendente, y resto de planetas de la carta. El Sol, que es la identidad, el brillo del Ser, se muestra cuando somos pequeños, pero se suele opacar en el proceso de socialización. El Ascendente se empieza a integrar a partir de los 18 años, y las diferentes experiencias que tenemos, por muy duras que sean, son sólo nuestra Vida queriendo que nos reconozcamos en todo nuestro potencial. Así, por ejemplo, las experiencias plutonianas (simbolizadas por dónde tienes Plutón en tu carta natal) se viven cómo agresiones, ataques, y piden que reconozcamos el alcance real de nuestro poder personal. Plutón también nos habla del apego del Ego (signo en el que está) y del anhelo del alma (integrando el signo opuesto). O, por ejemplo, Saturno parece hacernos la vida difícil, porque allá dónde esté, hace que nos sintamos limitados, frustrados, solos, las cosas no son fáciles… Pero esto es para que aprendamos a desarrollar de manera consciente algún talento que luego tenemos que ofrecer al mundo. O Quirón, el sanador herido, que desde el punto de vista del humano (Ego) es un dolor que nunca se sanará del todo, pero que si damos un salto de consciencia y comprendemos que venimos a la Vida, no a recibir y que nos cuiden (eso sólo cuando eres bebé), sino a compartir lo mejor de ti. Entonces Quirón se convierte en el instrumento con el que ayudas a los demás, ya que te da una sensibilidad y una empatía especial para con el tu tema quironiano. Los transpersonales son aquellos planetas que están más allá de la órbita de Saturno y su tránsito por cada signo de la carta natal es tan lento, que su posición es igual para generaciones de individuos. Por ejemplo, Urano tarda 7 años en transitar un signo, Neptuno tarda 14, y Plutón entre 12 y 32. Las conexiones entre estos (aspectos) nos pueden dar además una visión de la evolución de la Humanidad. Así, Neptuno y Plutón, que ahora orbitan a la misma distancia alrededor del Sol, estarán casi 100 años en aspecto, desde 1941 hasta el 2039. Este aspecto nos habla de la ilusión (Neptuno) de poder (Plutón) o del poder de la imaginación, entre otras muchas cosas. Luego, Urano y Plutón también han estado conversando juntos en varias ocasiones los últimos 100 años, y nos hablan del trauma (Urano) que provoca el poder (Plutón), o del nuevo (Urano) poder, o de la transformación (Plutón) del trauma. Y por último, las veces que Neptuno (inspiración) y Urano (conexión con el Ser) se juntaron, son años en los que han encarnado niños “especiales”, auténticos, que parecen no estar tan sometidos por la estructura del patriarcado. Este aspecto aporta genialidad y visión de futuro, como fue el caso de Nicola Tesla o de Albert Einstein. Volviendo a Plutón, su tránsito es el más lento de todos, y como apego del Ego nos indica el tema principal de cada generación al que afecta. Así, Plutón estuvo en Cáncer entre 1914 y 1939, y nos habla del apego a la identidad de país, el patriotismo; mientras que el anhelo del alma es la consciencia de la propia soberanía (Capricornio). Plutón en Leo (1939-1958), apego al Ego, y anhelo de conectar con individuos en red (Acuario). Plutón en Virgo (1958-1972), apego al detalle y al perfeccionismo, y anhelo de una conexión espiritual (Piscis). Plutón en Libra (1972-1984), apego a una forma de relacionarse, anhelo de relacionarme como a mí individualmente me apetece (Aries). Plutón en Escorpio (1984-1995), apego al poder, anhelo por una forma más natural de compartir (Tauro). Plutón en Sagitario (1995-2008), apego a un sistema de creencias, anhelo de compartir las diferentes verdades (Géminis). Plutón en Capricornio (2008-2022), apego a las estructuras del patriarcado, y anhelo de una forma más sensible de regirnos y organizarnos (Cáncer). Si quieres leer más sobre esto, te recomiendo estos artículos de Segundo Ruiz http://www.segundoruiz.com/2012/11/pluton-en-los-signos.html Las Energías de los Signos
Eugenio Carutti, astrólogo argentino de la escuela Casa XI, tiene varios libros sobre astrología que nos introducen a la percepción de la Energía de los Signos, son “Ascendentes en Astrología” (parte I y II) y “Las Lunas: el refugio de la memoria”. Además, ha escrito “Inteligencia Planetaria”, un libro, desde mi punto de vista precioso, sobre la evolución de la mente y la consciencia en el planeta, y cómo nos estamos abriendo a los vínculos, y dejando atrás una percepción centralizada y egoica. Este último libro no es sobre astrología, pero indudablemente está embebido por esta mirada de las energías. Carutti hace un paralelismo con la creación del Universo y las primeras seis energías. Una mirada que nos lleva a comprender la realidad en su esencia. Así, Aries, el primer signo, sería como el Big Bang, impulso con dirección. Tauro es la concentración de la masa en las nubes en las que luego se gestarán las estrellas. Géminis es el intercambio de partículas que provoca la entropía. Cáncer es la acotación de una parte de esa nube para que dentro se pueda gestar una estrella. Leo es la estrella que nace. Y Virgo es la comprensión de que todo lo existe lleva implícito un orden fractal que se repite en todos los planos (“como es arriba, es abajo”). A continuación, describiré muy brevemente las energías de cada signo. Si tenemos, por ejemplo, Sol, Luna, la energía del signo en el que se encuentran fluye, más o menos, pero fluye. Sin embargo, cuando tenemos a Saturno o Quirón, la energía no fluye fácil, esto es para que podamos aprender o reconocer de una manera más consciente la energía. Al igual que pasa con el ascendente, que no reconocemos de entrada, y cuya energía hemos de ir integrando en nuestra Vida. Te invito a que reflexiones sobre cómo cada energía se manifiesta en ti. (puedes ampliar la información sobre la Energía de cada signo, haciendo click sobre el nombre)
Nodos Norte El Nodo Norte es como la brújula de la encarnación. Nos indica de dónde venimos, qué influencias traemos de otras vidas, y hacia dónde hemos de ir. En cierta manera, se puede decir que resume el “cómo” de un tema natal. Recomiendo leer a Jan Spiller, y su “Astrología de la Luna Nueva”, para más información sobre los nodos. Guiomar Ramíres-Montesinos psicóloga, astróloga y terapeuta psíquico
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